Por David Uriarte /

Todo iba bien, primero la campaña, la jornada electoral, después el triunfo, la estructuración de puestos y funciones… Entonces aparecieron los hombres y sus expectativas, deseos, cuotas, compromisos, amistades, política partidista, amigos de la vieja guardia, recomendados, trabajadores, honestos, leales, jóvenes, viejos -con y sin experiencia-, jugadores del otro equipo en busca de perdón, en fin… Hombres en busca de un espacio en el gobierno morenista de Rocha Moya.

La sorpresa empezó en la tardanza, en la espera de ser llamados, las expectativas de muchos se vinieron al suelo cuando escucharon “esa posición es para una mujer”. La primera estocada la recibieron muchos hombres que intentaron aparecer en las listas de candidatos en sus respectivos partidos a distintas posiciones: tanto en las diputaciones, presidencias municipales y regidurías.

Algunos de momento no dimensionaron el tamaño del “golpe”, por eso, las jugadas maestras se dieron en la cúpula del poder, “la mano que unge” a los posibles candidatos sabía que las cosas en materia de equidad ya no son o están como antes, hoy la paridad no forma parte del discurso; forma parte de la realidad.

Organismos autónomos, secretarías, subsecretarías, direcciones generales, direcciones de institutos, jefaturas de departamento y todos los puestos de confianza, serán escrutados en el Gobierno de Rocha Moya para buscar la paridad de género.

Las renuncias de mujeres que actualmente ocupan ciertas posiciones en el Poder Judicial, o que han concluido en el periodo inmediato anterior una responsabilidad o una representación, o que simplemente por el hecho de ser mujer con ciertas habilidades y destrezas, puede ser convocada a formar parte del gabinete del maestro Rocha.

Esta realidad tiene a muchos hombres con “el Jesús en la boca”, no hay espacio para todos, las maestrías y los doctorados tendrán que esperar para mejor ocasión, igual que las recomendaciones o las promesas en campaña.

Ojalá que el grado de frustración de estos hombres no salpique o vulnere amistades, las sorpresas no siempre son gratas; son sorpresas.