Por David Uriarte /

Por la edad, Mario Zamora Gastélum, candidato a la gubernatura de Sinaloa por la alianza PRI, PAN, y PRD, no pertenece al grupo vulnerable que deba vacunarse a la brevedad, su fortaleza física le alcanza para esperar la próxima pandemia, sin embargo, la vacuna que necesita el candidato de la alianza tripartita o trinitaria, es la vacuna de la tolerancia.

Mario tendrá que tolerar a los de casa y a sus vecinos; los de casa pueden cometer imprudencias por el fervor partidista, los vecinos comportamientos dolosos.

Una de muchas características que debe tener un aspirante a gobernar, es la piel gruesa y sensible. Piel gruesa para soportar las inclemencias de un clima político dinámico, competitivo, a veces agresivo; piel sensible para discriminar el tacto del necesitado del toque violento o lacerante que busca depredar las potencialidades humanas como el servicio al prójimo… En fin, las competencias donde sólo hay una silla como meta, siempre dejarán sentidos y resentidos.

La vacuna de la tolerancia genera anticuerpos contra hechos y dichos de aquellos que buscan descalificar o sacar de la contienda al competidor más fuerte. Los contendientes de relleno o producto de las prerrogativas de ley, no necesitan vacunarse, esos necesitan patalear, gritar, llorar, arrodillarse o hacerse las víctimas para llamar la atención.

Se necesita vocación para realizarse en el desempeño laboral, en este caso en el desempeño político, sin vocación no hay realización personal. Cuando se disfruta lo que se hace, las precariedades o incidentes se superan de manera automática.

La vocación lleva implícita la piel gruesa y los anticuerpos para tolerar las miserias humanas convertidas en infundios, o la debilidad convertida en agresión.

A pesar de tener anticuerpos para soportar dos meses de intensos debates lacerantes, Mario Zamora debe ejercitarse todos los días en materia de tolerancia, la tolerancia va de la mano con la prudencia, una persona prudente siempre marcará diferencia en todos los ámbitos de su vida. Si Mario Zamora ya es tolerante a los efectos del miedo enemigo, no está demás que refuerce sus defensas.