Por David Uriarte /

-La verdad es que le atinamos con atender las causas de la violencia desde el principio, sino estaría muy complicada la situación-, esto dijo hoy el presidente López Obrador, sin duda el flagelo más lacerante en México es el clima de violencia e inseguridad; con esta afirmación y seguramente convencido de ello, el Presidente deja claro que, de no ser por su estrategia, las cosas en México en materia de inseguridad y violencia estarían peor.

Un día sí y otro también, igual comunidades pequeñas que grandes ciudades, se convierten en testigos mudos que ven descansar para siempre a miles de personas, hombres y mujeres, jóvenes y viejos, todos silenciados por la mano del crimen, lo bueno es que el gobierno está atendiendo la causa desde el principio.

Para muchos estas afirmaciones pueden ser producto del cinismo, paro otros productos de la desinformación, o simplemente es la percepción de alguien que no se da cuenta del río de sangre que corre todos los días en México, no se trata de juicios, se trata de contrastar la realidad medible en número de homicidios contra las ideas construidas en la tranquilidad de un palacio.

Hoy por la mañana las autoridades locales en Culiacán reportan el hallazgo de dos jóvenes asesinados, ambos con huellas de tortura, esposados, encintados y con un mensaje interesante; acostados sobre una cama de pastillas que no son precisamente para el dolor de cabeza.

Será que, ante la imposibilidad de las autoridades para erradicar la producción, tráfico y consumo de drogas adictivas como el fentanilo, ¿Alguien les está ayudando? Si fuera el caso, este tipo de ayudas están al margen de la ley, pero es un mensaje doble: a los traficantes y a las autoridades.

El mensaje del Presidente cuando afirma que le atinaron en atender las causas, deja una serie de dudas e imprecisiones en la sociedad en general y entre las familias de las víctimas en particular, pero además abre una ventana para cuestionar las políticas públicas y sus resultados.

Si la causa de la violencia y sus consecuencias funestas son la pobreza, entonces aquí aparecen dos contradicciones: primero, darles dinero a los pobres no hace disminuir los indicies de violencia y criminalidad; segundo, el INEGI informa que la pobreza y la pobreza extrema han aumentado en México en los últimos años.

Sin juicios, realmente ¿Le atinamos?