Por David Uriarte /
No se trata del Día del Padre, se trata del Día de los Hijos… todos los días son días de los hijos en tanto la responsabilidad moral de los padres no se extingue nunca, a pesar de la vejez de los padres el vínculo afectivo cualquiera que sea su condición, permanece presente, aun esté lacerado, derruido, o aparentemente abandonado.
La presencia de las figuras de autoridad en la vida regularmente son los padres, eventualmente tíos, abuelos, parientes o vecinos, pero siempre aparece una figura de autoridad, cuando el respeto a la autoridad no se construye, surgen las conductas disruptivas, negativistas y desafiantes de los niños y adolescentes.
En las estadísticas delictivas aparecen adolescentes y jóvenes principalmente, individuos entre los 15 y los 29 años, esto se debe a dos condiciones: la testosterona y los valores.
El despertar hormonal de los adolescentes es un volcán en erupción, la pulsión sexual se activa con impulsos violentos, la adolescencia tardía, entre los 15 y los 19 años, es una etapa donde el 85% inicia su vida sexual activa, la testosterona es la hormona de la fuerza, el impulso y la violencia, entonces ¿Por qué no todos los adolescentes y jóvenes son impulsivos, violentos y sexualmente activos?
La respuesta subyace en la segunda variable: los valores. El freno moral se impone desde la niñez, el respeto se construye en un aprendizaje diario, en una relación estrecha en la convivencia familiar donde la figura paterna y materna juegan el papel protagónico de la enseñanza.
No importa que los niveles de testosterona sean altos, cuando hay freno moral, la conducta sigue el camino de los valores como el respeto y la prudencia, enseñar el respeto a la vida, a lo ajeno, a las diferencias, es construir un camino de bien, de armonía, de paz y bienestar personal, familiar y social.
Los delincuentes juveniles o de cualquier edad si tienen padres, pero son padres sin credibilidad, devaluados, o bien, son modelos de conducta delictiva también.
Los resultados de las instituciones de seguridad publica revelan una serie de resultados sorprendentes desde el punto de vista de la complicidad familiar ¿Dónde se fabrican los poncha llantas? ¿Dónde se esconden los vehículos robados? ¿A qué se dedican los hijos? ¿De dónde saca dinero el hijo que no tiene un trabajo formal?
Estas interrogantes tienen su respuesta en padres sin credibilidad o devaluados.