Por David Uriarte

Muchos son los y las candidatas que realmente han entendido lo que significa aspirar a un puesto de elección, especialmente las diputaciones locales, tal es el caso de la activista Onelia Uriarte González, candidata a diputada por el distrito 15, por el Partido Encuentro Solidario.

Dicen que una cosa trae otra, en el caso de Onelia Uriarte, el proceso electoral le trajo un compromiso con los electores del distrito 15 local, su hija le dio un nieto, y en la recta final de su campaña se festejó su cumpleaños, la abuela precoz dejó en stand-by su jefatura de notaría para dedicarle el tiempo necesario a su campaña rumbo a las elecciones del 6 de junio.

De la opulencia a la estrechez económica hay una distancia que se mide en espectaculares, vehículos, personal de apoyo, entrevistas en radio y televisión y todo aquello que sirve para dar a conocer la imagen y las propuestas de los candidatos que van por los partidos “pequeños”.

Mientras unos candidatos nadan de “muertito” con la supuesta seguridad de su triunfo vía la marca de su partido, otros de plano están ausentes de la contienda electoral por decepciones con las dirigencias de los partidos que mantienen un mismo discurso: “no hay dinero”.

Los candidatos que gracias a su ingenuidad o su esperanza en una democracia participativa donde prevalezcan las propuestas y no las marcas de partido, se la pasan sudando la camiseta… Unos ya se deshidrataron, otros se enfermaron, a otros se les seco el bolsillo y sus reservas económicas, y unos más tienen abandonada a la familia y su empleo. En fin, son experiencias que los marcarán para toda la vida.

Hoy más que nunca los candidatos limitados económicamente saben cuánto cuesta el litro de gasolina, cuan auditados están por los órganos electorales locales y federales, y cómo las promesas de ayuda se han quedado en eso; en promesas.

Los amigos de saliva se multiplican en épocas de campaña política, pero cuando los convocan a demostrar su amistad en los hechos, todos o casi todos tienen compromisos ineludibles, eso sí, todos son buenos para opinar, sugerir, y convertirse en analistas y críticos del régimen político.

Por ganas no va quedar.