Por David Uriarte /

Nunca se está totalmente preparado para el desastre, sin embargo, contar con las instituciones como Cruz Roja, Bomberos, Protección Civil, policías preventivas y de vialidad, aseguran una respuesta eficaz cuando de accidentes, incendios, inundaciones, temblores, o cualquier fenómeno natural se habla, sobre todo, cuando hay una verdadera coordinación interinstitucional.

En teoría, las construcciones habitacionales y comerciales en las recientes décadas, cuentan con la supervisión de Protección Civil, el uso del suelo, así como los cálculos estructurales de las edificaciones, salidas de emergencia, extintores, sensores de humo, y toda la normatividad requerida para detectar, prevenir, o corregir cualquier contingencia hasta donde sea posible o mientras llegan las unidades de emergencia, son la diferencia entre el control y el desastre.

En un ejercicio de imaginación, pensemos en un momento qué pasaría si se incendia nuestra casa o nuestro negocio ¿Estaría a salvo nuestra familia? ¿Estaría a salvo el personal, el equipo o la mercancía en nuestro negocio? Estas preguntas no cruzan por la mente hasta que sucede el accidente o bien, el desastre cobra la vida de personas o consume las instalaciones domésticas o comerciales poniendo en riesgo la vida y la infraestructura de los vecinos.

No es lo mismo un incendio en la planta baja que en el décimo piso de un edificio de departamentos, tampoco es igual un incendio en una bodega de muebles que en una guardería o un hospital, sólo por mencionar ejemplos trágicos conocidos por gran parte de la población.

Después de la pandemia, los accidentes en motocicletas se han incrementado, dejando cientos de jóvenes incapacitados, fracturados, amputados, lastimados, y familias hundidas en la tragedia por la muerte de un familiar que lo único que hacía era buscar el sustento familiar.

El desarrollo económico de la ciudad representa oportunidades de empleos, los grandes edificios retan a la pobreza, pero también retan a la muerte y la tragedia a través del desastre y los siniestros que cobran su cuota de sangre, dolor y sufrimiento.

Qué bueno que existen instituciones como la Cruz Roja, Bomberos y Protección Civil, que bueno que cada vez se equipan más, y que bueno que cada vez se coordinan mejor.

Nadie quiere un desastre, pero si se llega a presentar ¿Qué vas hacer? ¿A quién le vas a hablar? ¿De quién te acuerdas?