Por David Uriarte /
Los sentimientos de los hijos en relación al padre, pueden variar desde el amor incondicional, hasta la indiferencia, pasando por el odio o el resentimiento.
La figura paterna guarda significados muy personales incluso para los hermanos, hay quienes dicen odiar al mismo padre que su hermano adora, las diferencias tienen que ver con los significados y las expectativas personales.
El género marca una diferencia en la percepción de la paternidad, las hijas ven o esperan del padre algo diferente a lo que ven o esperan los hijos, por eso, a veces los juicios son distintos, aunque el padre sea el mismo.
Crecer con la presencia, protección, cuidado y amor del padre es diferente a crecer con la ausencia de una figura tan importante en los primeros años de vida, en las etapas de competencia entre los iguales, en los momentos que se construyen los significados y las representaciones de los héroes y las heroínas que habrán de marcar de alguna manera la habilidad para las relaciones interpersonales en el futuro inmediato.
El padre ausente físicamente es diferente al padre ausente emocionalmente; mientras el primero simplemente no está, por lo tanto, las expectativas de los hijos son diferentes, en cambio, el padre ausente emocionalmente, genera una serie de conflictos en la mente de los hijos que no logran entender por su edad.
¿Cómo es posible que su héroe no lo abrace, no le diga que lo quiere, incluso le genere un sentimiento de rechazo? En estas conductas de los padres ausentes surgen los conflictos emocionales de los hijos que después tendrán una animadversión hacia la figura paterna.
Abandono y rechazo son las principales experiencias que marcan a los hijos de parte de sus padres, un hijo abandonado construye una percepción diferente a la percepción de un hijo con crianza sana. También hay que recordar que, en ocasiones, precisamente lo que dañó al hijo fue la presencia de un padre enfermo, alcohólico, adicto, agresivo, violento, irresponsable, ausente física o emocionalmente, y desapegado.
El odio que muchos hijos sienten cuando del padre se trata, no surgió de la nada, no es espontáneo, es resultado de las expectativas no cumplidas, es la sensación que algo le quedó a deber aquel que le dio la vida.
La indiferencia de los hijos a la figura paterna, habla de un sueño del que no quieren despertar, prefieren vivir anestesiados.
Cada quien tiene su propio padre.