Por David Uriarte / 

 

En el siglo pasado, después del anuncio del Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH), virus que produce el SIDA, muchas personas llegaban a los consultorios con síntomas de la infección, pero la prueba del laboratorio estaba negativa. Estos pacientes regresaban en promedio dos o tres veces al año a la consulta con la prueba negativa en la mano, y la ansiedad en la mente; a esto se le conoció como ‘psicosida’.

El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales en su versión reciente, refiere el Trastorno Facticio aplicado a uno mismo cuando hay falsificación de signos o síntomas físicos o psicológicos, o inducción de lesión o enfermedad, asociada a un engaño identificado. La persona se presenta a sí mismo frente a los demás como enfermo, incapacitado o lesionado. El comportamiento engañoso es evidente incluso en ausencia de una recompensa obvia.

El comportamiento no se explica mejor por otro trastorno mental, como el trastorno delirante u otro trastorno psicótico. En lo que va de este año, pero más en este mes de abril, muchas personas están francamente paranoicas, tienen pensamientos que pueden o no socializar con relación a estar contaminados con el virus, el insomnio se apodera de ellas, la ansiedad también y se sienten francamente enfermos y asustados. Estas personas llegan a los servicios de urgencias hospitalarias y después de la revisión clínica, el médico les da la buena noticia: usted no tiene nada.

Aun así, las personas con psicocovid-19, van a mantener la idea paranoica de estar enfermos y cada rato se están tomando la temperatura, se sienten con el cuerpo “cortado”, adoloridos, se la pasan observándose la garganta, sienten dolor al tragar saliva o comer, se la llevan buscando los signos y síntomas de la enfermedad para hacer sus propias conclusiones, se angustian al ver las estadísticas de la pandemia en los medios de comunicación, en fin, son víctimas de una enfermedad mental que se llama Trastorno Facticio, muy parecido a otro trastorno mental asociado en estos casos que se llama Trastorno de síntomas somáticos. El pensamiento es como un cuchillo, depende para que se utilice.