Por David Uriarte /

A veces las cosas no son lo que parecen. Expulsar mexicanos al extranjero, específicamente a los Estados Unidos de Norteamérica, es producto de la pobreza, claro, también se van de México algunos delincuentes buscando escapar de la justicia… En términos generales, el sueño americano no es otra cosa que la búsqueda de oportunidades de trabajo convertidas en dólares para mantener a sus familias aquí en México.

Los principales países que reciben remesas de Estados Unidos son India, México, y China, en consecuencia, esto indica que son los países que expulsan a Estados Unidos mano de obra.

Nadie deja su trabajo bien remunerado para aventurarse a la incertidumbre de su paso como indocumentado, excepto aquellos cuya pobreza es el combustible que los empuja a la aventura incierta, familias enteras han muerto en la travesía, también, familias enteras han hecho de su nuevo refugio un emporio ¿En dónde está o en qué consiste la vergüenza de las remesas?

Muy sencillo, las remesas son producto del trabajo, del esfuerzo, del sudor de miles de mexicanos cuya pobreza en México los obligó a buscar una alternativa viable, una alternativa que no encontraron en su país, como reza el refrán “Nadie vende un caballo por bueno”.

Si las oportunidades de empleo bien remunerado, suficiente para la manutención de sus familias, existiera en México, nadie o pocos se atreverían a jugarse la vida en la travesía peligrosa, arriesgada, o en el mejor de los casos costosa por el uso de los “polleros”.

Los mexicanos en el extranjero trabajan jornadas extenuantes, todos pagan el “Tax” o sea, el impuesto correspondiente, ahora, el gobierno del Presidente Trump quiere imponer otro impuesto al dinero que envían a sus familias, es decir, una doble tributación.

El año pasado los mexicanos radicados en Estados Unidos, enviaron a México alrededor de sesenta y seis mil millones de dólares, si la instrucción de Trump se cumple, y en este año enviarán la misma cantidad, Estados Unidos retendría del esfuerzo de los mexicanos más de tres mil millones de dólares, una injusticia a todas luces.

Qué bueno que el gobierno de México está tratando de evitar que se imponga el impuesto a las remesas… no tan bueno que siga exportando pobres al extranjero. Estimular la creación de fuentes de trabajo en México es la tarea pendiente del gobierno y los empresarios para evitar la vergüenza.