Por David Uriarte /
No perdamos la fe nunca. “Fe”, “esperanza”, “vamos bien”, “no somos iguales”, “corrupción”, “neoliberales” … son las palabras y frases más pronunciadas por el presidente López Obrador.
Las costumbres arraigadas en los mexicanos desde La Conquista, han penetrado los genes. De manera automática, el mexicano en general responde a mensajes o palabras que condicionan su respuesta o conducta.
Esta no es una postura ideológica o dogmática, la neurociencia tiene una explicación para esto y se llama epigenética, son cambios que la conducta o estilo de vida generan en las células del cuerpo.
Muchas personas ante la evidencia científica de los hechos deciden poner sus vidas en manos de la fe y la esperanza, hoy tenemos miles de muertos por la pandemia y tendremos millones de infectados por el coronavirus, sin embargo, la esperanza de que todo saldrá bien se basa en una sola cosa: la fe.
En repetidas ocasiones el presidente López Obrador ante la evidente realidad que lastima al pueblo sabio, esgrime la espada de la fe y la esperanza, ante esto, casi nadie se puede resistir.
Así como la fe tiene que ver con lo intangible, con la creencia sin preguntar, la esperanza tiene que ver con la espera, qué más da esperar un tiempo más, la estrategia política del Presidente de México realmente es quirúrgica, limpia, aseada, va directamente a estimular los genes arraigados desde La Conquista en un México que sabe bailar, sabe cantar, sabe rezar, pero más que todo, un México que sabe gritar, así lo resumió el Papa Juan Pablo II en una de sus visitas a México.
La homilía diaria del Presidente de México, es un traje a la medida para los oídos de los mexicanos, hombres y mujeres que necesitan una caricia emocional ante los hechos bochornosos que lastiman su identidad: pobreza, inseguridad y enfermedad.
“Préstame cien pesos, mañana te pago” y otra frase más, que de momento se me olvida, identifican al pueblo sabio de México. La deuda y la promesa de pago van de la mano. Por eso, prometer no empobrece, cumplir es el reto, mientras tanto que viva la fe y esperanza.