Por David Uriarte /

México comparte aproximadamente 3200 kilómetros de frontera con la Unión Americana, sin renegar de la historia y su causa, también perdió gran parte de su territorio que hoy son espacios habitados por americanos, su cultura y su economía.

Poco a poco, Estados Unidos se ha convertido en un recipiente de mexicanos por la causa que fuere, hoy viven cerca de 30 millones que se encargan de gran parte de la economía gracias a las remesas de dólares que envían a nuestro país, sin embargo, México no es el paraíso para los vecinos americanos para la residencia, excepto por la disparidad del peso frente al dólar que les alienta a vacacionar e invertir en México.

El tema económico no es cosa menor, sin embargo, la parte medular de las diferencias entre México y Estados Unidos -ni siquiera el idioma-, es la forma de pensar.

Mientras los mexicanos aprenden a pensar en el pasado, los americanos aprenden a pensar en el futuro, mientras los mexicanos se llevan rescatando sus historias llenas de rencores por su pasado, los americanos se llevan ideando lo que van hacer en el futuro inmediato y a largo plazo, ellos ya están hablando de la conquista de otros planetas mientras los mexicanos siguen recordando y pidiendo que los conquistadores se disculpen por algo que pasó hace 500 años.

A la llegada del nuevo embajador de Estados Unidos en México, en una de sus primeras entrevistas habló del futuro de las relaciones entre ambos países… Días después, en los festejos de la Independencia, el presidente López Obrador pronuncia su discurso nombrando excelentísimo al Presidente cubano y hablando del pasado, juzgando las condiciones del embargo económico que vive la isla y sentando en tercera fila al embajador Ken Salazar quien había llegado a México el 26 de agosto, es decir, tres semanas antes; así fue el recibimiento porque así piensa el Presidente de los mexicanos.

Por algo Estados Unidos es catalogado como uno de los primeros y mejores países del mundo en materia de economía, ciencia, tecnología y desarrollo, sin riesgo de equivocación la diferencia está en la forma de pensar.

Ellos piensan en el futuro, y México en el pasado.