Por David Uriarte /

A veces, ante el mismo fenómeno alguien gana y otro pierde, eso está pasando con la pandemia en el mundo, muchos comerciantes están ganando mientras muchas personas están perdiendo… Pierden salud, pierden dinero, pierden tiempo, pierden su tranquilidad, y lo más catastrófico, algunos han perdido la vida.

Es cierto que el virus es democrático, igual infecta al rico que al pobre, al joven o al viejo, al que cree en Dios o al ateo, al que se pone la vacuna y al que no se la pone. Aunque no se puede generalizar, si se puede tomar una muestra representativa y confiable del fenómeno pandémico mundial.

La ganancia política de la contingencia sanitaria, se alimenta de dos raíces: el miedo y la pobreza.

Las personas en general experimentan miedo a enfermar y morir, eso es parte de la condición humana, la respuesta al miedo genera conductas erráticas y extremas.

Por otra parte, la pobreza incrementa el miedo, la pobreza reduce el margen de maniobra al gestionar los tratamientos en las personas infectadas que requieren medicamentos y monitoreo de su oxigenación.

Pensar en el costo de la hospitalización si no hay seguridad social, es pensar en un promedio de cuarenta mil pesos diarios o poco más, si requiere la unidad de cuidados intensivos y ser intubado para la ventilación mecánica del enfermo… hay quienes perdieron su dinero, sus bienes y de paso el familiar falleció.

La ganancia política se refleja de manera objetiva en el grado de aprobación que tiene el Presidente a partir de la pandemia por parte de los mexicanos encuestados. Si la tendencia sigue a esa velocidad, en este año el grado de aprobación de AMLO será muy cercano al ochenta por ciento: ocho de cada diez mexicanos estarán muy contentos ante el manejo de la pandemia por su Presidente y colaboradores.

Ya hay voces que proponen a Marcelo Ebrard como sustituto del actual secretario de Salud en México. Hay quienes piensan que es gracias a las gestiones del secretario de Relaciones Exteriores, que México cuenta con el abasto de medicamentos y vacunas.

Mientras los panteones se saturan y los pacientes sienten que les falta el aire, los políticos se fortalece.