Por David Uriarte /
No es ninguna novedad que miembros y simpatizantes de otros partidos se han sumados al proyecto político de MORENA, desde figuras relevantes como Porfirio Muñoz Ledo, hasta desconocidos que sólo buscan empleo por la vía de representación o de gobierno, las políticas públicas siempre manejan dinero y poder.
Sinaloa no es la excepción, el silencio de los contratistas y el hermetismo de los contratados, habla de un pacto o negociación de ganar-ganar, gana MORENA y su gobierno al contratar mano de obra calificada y al mismo tiempo debilita a la oposición; gana el contratado porque se mantiene vigente como servidor público o representante legislativo, mantiene ingresos que justifiquen su estilo de vida y manda un mensaje a los líderes de su partido original cobrándoles la factura por posibles agravios pendientes.
Casi todos los priistas contratados en los gobiernos estatales de MORENA, mantienen un perfil bajo por no decir que se mantienen escondidos, cero protagonismos, pocas o ninguna declaración, una disciplina diferente a la expuesta cuando eran cuadros valiosos del priismo.
Estos priistas indudablemente son inteligentes, aunque el tema de la lealtad y la confianza es otra cosa, la carrera de estos priistas en las filas de MORENA, contempla metas y objetivos muy definidos, su vigencia en el gobierno, un ingreso modesto pero seguro, y como ellos dicen -estar en la jugada-.
Aunque en silencio y buscando la obscuridad del protagonismo, los antes líderes del PRI que hoy están siendo probados como operadores de campañas políticas o de proyectos específicos, expresan un su conducta y expresión facial, un dejo de vergüenza, aunque muchos no lo crean.
Las huestes priistas harán sus reclamos en momentos de convocatoria interna, los líderes tendrán poco margen de maniobra ante la evidencia irrefutable por la huidiza actitud de muchos de sus miembros que en su momento lideraron el vetusto partido, hoy en caída libre políticamente hablando.
Los propios priistas conocen los ex militantes que hoy están incorporados a MORENA, en honor a la verdad, por algo los incorporaron a sus tareas partidistas o de gobierno “el que es bueno… es bueno”, aunque sigue quedando a deber lo relativo a la lealtad partidista, y en consecuencia todo indica que lo mismo que le hizo a su partido de origen, lo puede hacer al partido que hoy le da trabajo, vigencia y cobijo.