Por David Uriarte /
El recipiente o la copa usada por Jesús en la ‘Última Cena’ guarda una relación estrecha con la fe cristiana, no se trata de un objeto, articula la carga profética de lo que habría de suceder con el redentor de los pecados.
El conocimiento teológico es abundante cuando de milagros se trata, la Semana Santa refleja parte de la cultura de muchos pueblos que aun arrastran ese significado íntimo que no necesita explicaciones, mucho menos demostraciones.
En el plano terrenal, donde las pasiones se desbordan, el resentimiento aflora transformado en acciones bélicas, y el discurso se convierte en competencia de credibilidad, la UAS se ha convertido en el Santo Grial de la política sinaloense.
Los ‘jinetes del apocalipsis’ anuncian guerra y destrucción, sólo falta el primer toque de la final trompeta para ser testigos de los alcances del poder.
La semilla del rencor está sembrada desde hace tiempo, ha germinado poco a poco con el fertilizante de las diferencias ideológicas y políticas, y hoy, lo que parecía miel y dulzura, se está convirtiendo en la cicuta que amenaza la estabilidad universitaria y la gobernabilidad del Estado.
Hay un refrán que asegura, “los pleitos ni ganados son buenos”, la salida salomónica en el conflicto UAS-Gobierno, será un empate técnico, es decir, un ganar-ganar, no un “quitare tú para ponerme yo”.
Aquellos que le apuestan a que la sangre llegue al río, hay que advertirles o recordarles que la UAS es de los sinaloenses, patrimonio de la sociedad, refugio de la ciencia y el humanismo, pesebre de la sabiduría, opción viable para las familias de escasos recursos, y matriz que ha parido miles de profesionistas exitosos, orgullo de cientos de profesores que han entregado su vida por la educación media y superior en el estado.
Todo lo que implica valor histórico como la UAS, puede ser el trofeo al final de cualquier contienda política o la copa que se levanta cuando se vence al rival. Mientras esto sucede, la tensión social crece, las emociones despiertan y las pasiones se polarizan entre los defensores de la autonomía universitaria y el gobierno que busca su control.
La inteligencia política puede empujar estrategias poco sanas, sangre y rejas son opciones silenciosas pero posibles, el Santo Grial puede ser la primera ficha del efecto dominó donde la ingobernabilidad puede asomar la cara, el costo sociopolítico es incalculable.