Por David Uriarte /
Hay muchas maneras de vivir la vida, dos de ellas son: dejándola pasar, o haciendo algo por los demás.
La fundación MALALA academia está en el segundo supuesto, haciendo algo por los demás, especialmente por los niños cuya pobreza es su cobija, su educación su carencia, las adicciones y la violencia el riesgo de su destino.
Este esfuerzo colectivo tiene una década en Sinaloa, hombres y mujeres cuya pasión es el combustible donde su conciencia trabaja buscando una sociedad justa y equitativa.
No se trata de espectáculos mediáticos, se trata de obras concretas para transformar la vida de cientos de niño; hay un empresario sinaloense que compró un terreno en uno de los barrios más conflictivos de la Ciudad de México, la idea es construir instalaciones que alberguen a niños y al mismo tiempo promover en ellos sus potencialidades académicas y deportivas.
Otro empresario del municipio de Ahome, se hace cargo de la operación del proyecto de la Fundación MALALA, lo mismo ocurre en Hermosillo, Sonora, y muchas partes de México.
En Culiacán la generosidad de personas bondadosas permite la suma y sinergia de voluntades cuyo objetivo es poner en un sendero de oportunidades a tantos niños que lo necesitan.
La pobreza sigue siendo el flagelo que infecta el presente y compromete el futuro de familias, familias con hijos en estado de nutrición precaria, con acceso limitado para los estudios, hijos que construyen pensamientos fantasiosos de una vida en el sicariato, una vida violenta que mancha a temprana edad la tranquilidad social.
La convocatoria para ayudar a la fundación MALALA está abierta, 6671353330 es una de las líneas telefónicas donde se obtiene información.
La deserción escolar es el principal indicador de que algo está pasando en la niñez, de cada cien niños que inician su formación escolar, sesenta desertan en el camino, es decir, cuatro de cada diez niños cursarán una carrera profesional.
La cascada de pobreza, deserción escolar, y violencia, se puede detener o aminorar teniendo conciencia de su existencia, dejando de buscar culpables para construir soluciones, las soluciones prácticas son las que rinden fruto en la inmediatez, hay dos opciones prácticas; becar a niños, es decir convertirte en padrino o madrina Malala, y/o convertirte en patrono.
Criticar al gobierno no mejora el destino de estos niños; ayudarlos sí.