Por David Uriarte /
Modificar el nombre basta para saltar cualquier obstáculo de la Ley, en este caso, no se puede hablar de actos anticipados de campaña cuando se trata de nombrar un coordinador o coordinadora Nacional de los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación.
Esto se parece un poco a los anuncios donde se aclara que este producto o servicio es para mayores de edad, cuando en realidad lo están escuchando o viendo todos, incluyendo niños.
O cuando se le cambia de nombre a un fenómeno o condición, por ejemplo, a una inundación se le llama ‘encharcamiento’, a una masacre se le llama ‘hecho aislado’, a un ajusticiamiento se le llama ‘ajuste de cuentas’ entre bandas delictivas, pero jamás se acepta que los homicidios son signos evidentes de la descomposición social y de inseguridad.
Los partidos de oposición que respetan los tiempos, carecen de inteligencia para construir o copiar esquemas funcionales, modelos de operación política que superen los obstáculos legales y empezar a vender o posicionar en la mente del mercado social a sus candidatos.
Lo más difícil es ponerse de acuerdo, primero fijar las reglas de funcionamiento interno para buscar el piso parejo, después medir la rentabilidad política, no el coeficiente intelectual de los posibles contendientes.
Si los partidos de oposición se apegan a los tiempos que marca la ley en materia de elecciones, no tendrán tiempo ni para pelear entre ellos, esto augura la derrota anticipada.
Los vendedores de suplementos alimenticios o vitamínicos, se brincan los requisitos infranqueables de la Ley de Salud si registran sus productos como medicamentos, por eso se saltan o evaden la ley de manera sencilla, registran sus productos como ‘suplementos’ no como medicamentos y listo.
Los morenistas en su aprendizaje histórico, buscan los resquicios legales para adelantar los procesos de consulta a la militancia y a la sociedad, mientras tanto, la oposición se dedica a la crítica y la búsqueda de medidas legales para detener el ímpetu de la embestida estratégica del partido en el poder.
Cuando el poder político se pierde, la magia de la inteligencia se agota, la simpatía se convierte en resentimiento, y los movimientos estratégicos se vuelven artríticos.
Con un poder judicial asustado o replegado por el poder ejecutivo, la simpatía del árbitro electoral, y la disciplina de las fiscalías; triunfo asegurado.