Por David Uriarte /
Fingimiento de cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamente se tienen o experimentan, esa es la definición y la cuna de los hipócritas.
Para muchas personas, la hipocresía es una forma de sobrevivir en la vida laboral y social, todas las áreas de la vida son susceptibles a la hipocresía, especialmente la política.
Cada vez con más frecuencia aparecen personas y personajes de la política que sorprenden a propios y extraños con sus definiciones de última hora, aquellos priistas que se rasgaban las vestiduras defendiendo su ideología, ahora resulta que encabezan o están en la lista de candidatos a una posición por otro partido, especialmente en la lista del partido en el poder.
Lo mismo sucede con panistas que renegaban del PRI y los priistas, ahora resulta que, agarrados de la mano, cantan y bailan la misma tonada, con una mano se agarran de los priistas y con la otra de los perredistas, de quienes también renegaban en el pasado inmediato.
Miembros y simpatizantes del partido en el poder, también hacen lo mismo que critican, salen expulsados de sus filas al no verse favorecidos por el dedo del poder, y buscan incrustarse en las listas de candidatos de la coalición o de Movimiento Ciudadano.
La hipocresía no es propia del mundo de los partidos políticos, es propia de algunas personas que anteponen su interés personal ante los principios ideológicos o valores de otras personas o instituciones, la hipocresía a veces se utiliza como puerta de escape para conservar trabajo, ingreso y estatus.
La confiabilidad de quienes utilizan la hipocresía como instrumento de sobrevivencia laboral y económica, no puede calificarse de alta, simplemente es una variable que los acompañará toda la vida.
Una de las características de las personas hipócritas, es su gran capacidad para engañar, para vender su devoción personal, partidista o institucional, como una virtud digna de comprar.
Las personas hipócritas aplauden y venden el evangelio de sus jefes o instituciones mientras les es favorable, cuando no son tomados en cuenta o son relevados de los encargos, aparece la verdadera identidad, su discurso es el reniego de quienes les dieron de comer por años, así son las personas hipócritas.
En las listas del partido en el poder, de la coalición opositora, y de Movimiento Ciudadano, aparecerán los nombres y rostros de quienes llevan en sus genes la carga de la hipocresía.