Por David Uriarte /
Cuando la muerte natural sorprende a cualquier persona, sólo hay que decir que se cumplió la voluntad del creador, si no se comparte la creencia divina, entonces se dice que se cumplió el ciclo de la vida terrenal, pero cuando la muerte violenta sorprende al humano ¿Qué dice la familia?
Lejos de las estadísticas de las muertes violentas sexenales, está la parte humana, esa que no reconoce partidos políticos o liderazgos de poder o de oposición, esa que sólo reconoce la vida como espacio de expresión individual cuya singularidad es tal, que no da lugar a dos personas iguales en el mundo.
Aceptando que la muerte violenta sorprenda al criminal, aun así, la parte humana social y la parte humana familiar se estremece ante la pérdida definitiva, la familia sufre doblemente, por un lado, la muerte, y por otra, la forma de encontrarla, en un espectro que va desde la muerte súbita por proyectil de arma de fuego, hasta la pérdida de la vida después de la tortura con prácticas indescriptibles ¿Qué siente la familia?
La vida es la única oportunidad de transitar en contacto consciente con lo humano, de tener esperanza, un motivo para dormir y despertar, un resorte que estimula el sentimiento de ser hijo, pareja o padre, la vida necesita un estuche para permanecer, ese estuche se llama cuerpo.
Cuando el cuerpo inocente sucumbe ante las adversidades de la violencia, el juicio social se pregunta ¿por qué a él? El duelo se detiene en la primera etapa, la etapa de la negación, -no puede ser-, es la frase común, el llanto inconsolable de la familia se fortalece con la indignación de la sociedad que se imagina si hoy fue él, mañana puedo ser yo.
La sociedad se convierte en parte de la familia cuando la injusticia prevalece, cuando los derechos fundamentales como la vida o la libertad se vulneran, cuando al padre le arrebatan la vida de manera cobarde, el coro de los huérfanos y las viudas es el zumbido de reclamo a las instancias encargadas de brindar la seguridad pública.
Una cosa es la capacidad de fuego y otra la capacidad de inteligencia, una cosa es la habilidad táctica y otra cosa la habilidad política para reducir los conflictos a su mínima expresión respetando las vidas inocentes.
La sociedad se convierte en familia cuando la injusticia aparece, la inconformidad es el caldo de cultivo que precede a las insurrecciones, ante la evidencia de hechos donde inseguridad se pasea ¿Qué dice la familia?