Por David Uriarte /
La crisis de inseguridad y violencia que vive Sinaloa se puede analizar desde la óptica antropológica, sociológica, científica y política.
Desde la antropología, se puede entender parte de la evolución de la especie, mientras la civilización enseña a los humanos a comportarse de manera respetuosa como parte del aprendizaje social, determinados grupos o individuos parecen salirse del promedio de aprendizaje y regresar al tiempo de la barbarie.
Desde la óptica sociológica, la cultura latinoamericana está representada por un mosaico de subculturas, una división muy clara entre la zona rural y la ciudad, un choque de subculturas donde los usos y costumbres del área rural contrastan con la aplicación de la ley y la norma en la ciudad, una mezcla de las nuevas generaciones citadinas cuyas raíces de alguna manera están en el área rural.
Desde la ciencia, particularmente desde la óptica neuropsicológica, hay tres grupos de interés; los delincuentes que comercian con lo ilícito, los delincuentes que buscan su exterminio, y la sociedad que vive entre ambos grupos.
Quienes delinquen en el comercio de lo ilícito, saben lo que están haciendo, son laxos a las normas y la ley; los que delinquen tratando de extinguir a los primeros, tienen un concepto de la vida tan poroso como un cedazo. El juicio o la reflexión sobre la vida, la familia, y los valores como el respeto o la prudencia, son conceptos cuyo significado no alcanza a modificar la conducta violenta.
Según el neurocientífico portugués António Damásio, las alteraciones en la corteza prefrontal izquierda, son en parte responsables de la conducta sociopática, esa conducta que nace de la libertad, sabiendo los alcances de la misma y teniendo conciencia del resultado catastrófico para la vida.
Mientras unos y otros se debaten en los encordados de la sociopatía, la sociedad vive con una doble esperanza; que la crisis de inseguridad se acabe a la brevedad, y no ser víctima colateral de la violencia.
No existe un instrumento para medir las expectativas de la sociedad en relación al gobierno. ¿Esperan realmente que las instituciones encargadas de la seguridad acaben con la violencia? ¿Esperan que los grupos criminales se autorregulen?
¿Qué tanto, la crisis es producto del grado de maldad de los sociópatas, y qué tanto, del grado de ineficacia de las instituciones encargadas de la seguridad pública?