Por David Uriarte /

Gran parte de la población aspira a vacacionar, a descansar, a tomarse un respiro para salir de la rutina laboral, de las actividades que siguen un calendario y una agenda predeterminada, no todas las personas disfrutan de los periodos vacacionales o de los fines de semana largos, los adictos al trabajo odian los días de descanso, sobre todo los obligatorios o aquellos instituidos por la ley federal del trabajo.

Hay personas, actividades e instituciones que por su naturaleza no pueden cerrar sus puertas o dejar de hacer lo que hacen ningún día del año, hospitales, funerarias, casetas de cobro en carreteras, Cruz Roja, bomberos, policía, energía eléctrica, agua potable, aeropuertos, centrales de autobuses y trenes, en fin, las vacaciones son para las personas no para algunos procesos.

Afortunadamente hay instituciones que garantizan los servicios básicos relacionados con la vida y la salud; desafortunadamente hay conductas lesivas cuyos protagonistas no les gusta vacacionar, tal es el caso de la delincuencia en cualquiera de sus manifestaciones.

La política y los políticos tampoco vacacionan, de hecho, aprovechan los espacios o periodos vacacionales para vender sus productos y reunir al mayor número de clientes o simpatizantes con la esperanza de posicionar en sus mentes la marca y los productos que promueven.

Las actividades delincuenciales o aquellas tipificadas por la norma como delito de robo, lesiones, homicidio, y cientos de conductas sociopáticas, a veces no tienen vacaciones y se agudiza su frecuencia precisamente en los periodos vacacionales, por eso, el cuidado personal y de los bienes debe aumentar en estas fechas para evitar sorpresas indeseables.

Los accidentes son otra variable cuyo aumento es significativo en fechas de vacaciones, accidentes de tránsito, domésticos, lesiones secundarias a impericias o imprudencias que ponen en peligro la vida y la función de miles de niños y adultos.

Las vacaciones son una invitación al descanso y el esparcimiento, al disfrute del ocio como fuente de placer y recuperación de la energía y la motivación para retomar las actividades laborales, académicas, o domésticas, propias de cada persona.

Las actividades sin vacaciones son altamente significativas para la vida social, unas porque protegen la salud y los bienes, y las otras porque atentan contra la vida, los bienes y la seguridad pública.