Por David Uriarte /

 

En la soledad de su intimidad, Andrés Manuel López Obrador debe hacer el recuento de sus actividades y hechos de gran impacto nacional que lo marcarán como un presidente diferente.

Tragedias como el accidente aéreo de Martha Erika Alonso y Rafael Moreno Valle en Puebla, el 24 de diciembre de 2018; la explosión de toma clandestina en Tlahuelilpan, Hidalgo, el 18 de enero de 2019 donde han fallecido 135 personas; los despidos desde el 20 de diciembre a trabajadores de dependencias federales como el SAT, la oficina de Presidencia, la Semarnat, la Segob y la Secretaría de Economía.

López Obrador, en busca de combatir la corrupción y establecer medidas de austeridad aplicó recortes a programas sociales como el de estancias infantiles de la Secretaría de Bienestar y la cancelación de apoyos a organizaciones de la sociedad civil.

Sin embargo, no todo es tristeza y soledad, hay muchos hechos reconfortantes como la superación del enfrentamiento de los empresarios con el gobierno, el 28 de febrero en la Asamblea Ordinaria del Consejo Coordinador Empresarial, se dieron la mano como signo de paz.

López Obrador señaló a los ex presidentes ligados a la corrupción; fue Felipe Calderón el que más reviró, Vicente Fox lanzó críticas a su manera y sin trascendencia.

Caso especial es el de la libertad de expresión, tema que una y otra vez ha dicho el presidente que respeta, sin embargo, el periódico Reforma que ha publicado estadísticas que muestran aumento en la violencia y notas relacionadas con declaraciones patrimoniales inconclusas de algunos integrantes de su gabinete, han confrontado al medio con el mandatario.

Agregado a lo anterior, el presidente ha recibido críticas por llamar “corazoncitos” a reporteras, “ternuritas”, “conservadores”, “neofacistas” y “provocadores mezquinos” a los que representan hoy la oposición; más las críticas por desacreditar a muchas organizaciones civiles que han recibido recursos de la federación.

Es fácil criticar, más cuando hay cambios evidentes, la soledad es el examen de conciencia de un presidente que sólo tiene una frase recurrente en su mente, “eliminar la corrupción”.