Por David Uriarte /

Los hechos inducen aprendizaje, las personas, las familias y la sociedad construyen aprendizajes derivados de la experiencia.

No es lo mismo vivir en Mérida que en Culiacán, no es lo mismo tener seis años que sesenta años, no es lo mismo ser policía que ser empleado bancario, no es lo mismo hablar con ligereza que tener juicio en las expresiones, no es lo mismo ser gobierno que gobernado, y no es lo mismo tirar un tiro que recibir un tiro.

La cultura es la forma de hacer las cosas, es la forma de vivir, la forma de relacionarse con los demás, la cultura es el sello distintivo de una sociedad en un lugar determinado y en un tiempo determinado.

No todo lo que se dice es cierto, ni todo lo que se informa es verdad, el sesgo siempre está presente según los intereses del que habla o informa.

Las imprecisiones siempre están presentes cuando se habla de hechos donde los testigos no hablan o están muertos, la sociedad tiene derecho a estar informada sin juicios o tendencias, tiene derecho a conocer lo que pasa en su entorno, más cuando afecta su vida familiar, su economía, o simplemente para estar informada y tomar decisiones de cualquier tipo.

Puede ser casualidad, pero los jueves marcan tendencia en hechos significativos, el jueves 17 de octubre de 2019 y el jueves 05 de enero de 2023, son conocidos como los “Culiacanazos”, y el jueves 15 de diciembre de 2022 fue el atentado contra Ciro Gómez Leyva.

La medición de los ciudadanos asustados es difícil de tener, el conteo de fallecidos tanto de las fuerzas de seguridad como civiles es menos difícil, lo mismo pasa con los heridos, depende de la gravedad de las lesiones, unos siguen hospitalizados después de ser atendidos, otros ya están en sus domicilios, y otros siguen prófugos arrastrando sus lesiones.

Los daños colaterales de eventos de esta naturaleza son inmedibles, no todo es referir cuántas personas fueron despojadas de sus vehículos, cuántos heridos llegaron a los hospitales, o cuántos servicios funerarios se están proporcionando, o cuántos muertos hay sin ser reclamados en el servicio médico forense de la Fiscalía, la pregunta es ¿Cuántas personas son víctimas del miedo? ¿Cuántas personas sacan su naturaleza patológica y se encargan de asustar a la población con noticias falsas o imprecisas?

Muchas preguntas más quedan en el tintero de la realidad.

Pero se aprende.