Por David Uriarte /

La evidencia científica es la única herramienta que usa la medicina para tratar cualquier alteración del cuerpo humano, condición indispensable de los médicos es saber fundamentalmente dos cosas: cómo trabaja el cuerpo humano, y con qué se arregla cuando se descompone.

El estándar de oro es la técnica diagnóstica que define la presencia de la condición con la máxima certeza conocida, es decir, es la técnica o instrumento de medición que le permite al personal sanitario diagnosticar con el mayor grado de certeza conocido, la condición patológica de la persona en estudio.

En la pandemia mundial del coronavirus, la tomografía computada simple de tórax, se ha convertido en el estándar de oro para diagnosticar con certeza el grado de daño en las estructuras de las vías respiratorias. Mientras tanto, millones de personas se preocupan por decidir entre la prueba de PCR a través del hisopado nasal, o las pruebas para determinar anticuerpos en sangre.

Educación para la salud es una de las asignaturas pendientes por el gobierno, los gobernados deben saber a través del conocimiento científico, cómo destruir los virus del prejuicio, los mitos y la ignorancia.

Las personas deben conocer las limitaciones naturales hasta hoy, de los tratamientos para las enfermedades virales, los virus no tienen tratamiento, sólo se pueden neutralizar a través de una vacuna específica, pero si el virus muta o cambia en su estructura, la vacuna deja de funcionar.

Debe saber la población que estar infectado no significa estar enfermo, una cosa es que el organismo esté en contacto con el virus, y otra que desarrolle la enfermedad. Si infectarse fuera sinónimo de muerte, la humanidad estaría en periodo de exterminio.

La mortalidad sólo alcanzará un porcentaje reducido de los infectados, aun así, cuando la mortalidad sobrepasa el equilibrio entre nacimientos, enfermos y muertos, esto se convierte en una alerta sanitaria, en una contingencia cuya novedad sorprende y agota cualquier modelo de atención para la salud.

Por eso, hay que fortalecer una medicina basada en evidencias científicas, no en ocurrencias anecdóticas.