Por David Uriarte /

Se afirma que la hipertensión y otras enfermedades crónicas son asesinas silenciosas, atacan a hombres y mujeres -el grupo más vulnerable son los mayores de edad-, sin embargo, la asesina silenciosa que no distingue sexo, edad, estatus social o político, es la sequía.

Temas de seguridad nacional son la energía eléctrica, los combustibles y el agua en las presas, por eso hay personal de la Secretaría de la Defensa Nacional en esos lugares.

Con el objeto de no causar pánico en la población, las autoridades socializan poco la información real de los embalses en las presas; en Sinaloa el promedio está a punto de alcanzar un dígito, si esto sucede en estos días, será el registró más bajo en la historia de las reservas de agua en las presas. Los cultivos agrícolas están en riego que no es cosa menor, pero que decir del suministro de agua para el consumo humano.

Los mantos friáticos están a punto de dar sus últimas gotas, en los lugares donde hay pozos profundos que abastecían hasta doce pulgadas, hoy con dificultad abastecen dos pulgadas, es decir, el gasto hidráulico está en la zona de riesgo total.

Gritando o sufriendo no se arreglan las cosas, la tala de árboles en la sierra, o en lugares cerca de las presas, da como resultado que las presas se azolven, esto potencializa la crisis de abasto de agua para el riego agrícola y el consumo humano.

Desde hace un mes, muchas comunidades rurales de la sierra y la costa, están haciendo uso de pipas para abastecerse de agua para el ganado, y todo indica que si las cosas siguen así, las norias no darán agua ni para el consumo humano, ¿Y entonces? La asesina silenciosa o sequía cobrará sus primeras víctimas, primero el ganado y después los humanos.

Suena catastrófico o kafkiano pero es una realidad que sólo se aprecia desde la conciencia despierta. El eslogan publicitario de hace años, “cuidemos el agua”, hoy más que nunca cobra vigencia, por unos segundos imaginemos que al abrir la llave no hay agua, que las reservas de agua para el consumo humano también se acaban… después del aire que se respira (pregúntele a un paciente intubado) lo más hermoso de la vida se llama agua.