Por David Uriarte /
Las preguntas que muchos se hacen cuando el gobernador de un estado es priista y se acerca el proceso electoral ¿Quién nombra al candidato? ¿El gobernador o el presidente del PRI nacional? Y ¿Qué papel juega el delegado nacional del PRI en el estado, o para qué sirve? Y la pregunta obligada ¿Qué papel juega el presidente del Comité Directivo Estatal del PRI en la designación del candidato o candidata a la gubernatura? Aún más, ¿La convocatoria les abre la puerta a los cuadros que, sin ser miembros del PRI, pueden cumplir con la voluntad del que manda?
En 22 cuartillas el presidente y la secretaria general del PRI nacional, exponen la ruta de la convocatoria para la selección y postulación del candidato a la gubernatura del estado de Sinaloa, por el procedimiento de convención de delegados y delegadas, con ocasión del proceso electoral local 2020-2021.
La criba va dejando en el camino de forma natural a muchos priistas y simpatizantes interesados en gobernar Sinaloa, sólo hay dos brazos que pueden jugar vencidas, el presidente nacional del PRI, y el Gobernador.
El presidente del Comité Directivo Estatal y el delegado nacional, vestirán la mesa de las negociaciones entre el presidente nacional y el Gobernador. En Sinaloa, Mazatlán es la joya de la corona, el Gobernador no le puede fallar a sus paisanos, mucho menos a los empresarios y la clase política del sur, en esta lógica, urge arreglar los desarreglos y desaseo que desde hace dos años traen algunos actores políticos de relevancia en Mazatlán, para todos hay espacios en la competencia política, de ellos y su trabajo dependerá conservar su lugar.
Si las cosas salen como lo tiene previsto el Gobernador, a más tardar la próxima semana habrá humo blanco en el PRI, esto dejará en el camino pasiones y emociones desbordadas que tendrán dos opciones: o hacer berrinche sumándose a otras fuerzas políticas, o disciplinarse y hacer sinergia en la reconstrucción del nuevo PRI.
Las candidaturas de consolación para los congresos, pueden ser las cuñas que aligeren los riesgos propios de los dictámenes y aprobación de las cuentas públicas del que tiene el ‘aceite de ungir’.
