Por David Uriarte /
El Presidente de la República engendra dos investiduras, su identidad ciudadana, y la identidad presidencial. Ni como ciudadano, ni como presidente, debe arrastrar de manera precoz malestares preocupantes para su calidad de vida.
México necesita un presidente sano, física y mentalmente… las dolencias físicas terminan minando la salud mental, es preocupante una salud cardiovascular deteriorada, igual o más una salud mental lastimada por el peso de la enfermedad física y la conciencia de lo que esto implica.
El flujo sanguíneo en todos los órganos es vital, pero más en el cerebro, la oxigenación y la nutrición cerebral se debe a la cantidad de sangre que circula por sus vasos, cualquier infección de origen viral, bacteriana, por hongos o parásitos, afecta el estado de ánimo, el Presidente tiene la mirada sobre su vida y sus acciones, de todos los mexicanos y gran parte del mundo.
La salud del Presidente se parece un poco a la salud del padre, cuando enferma y la cantidad de hijos es suficiente para pensar diferente, las diferencias se centran en la herencia más que en la recuperación de la salud.
La herencia política de cualquier presidente trasciende de manera cíclica, sin embargo, cuando la herencia política se pone en riesgo por la premura de su entrega, o por su entrega anticipada por cualquier catástrofe -entre ellas la de una enfermedad incapacitante o la perdida de la vida- los hijos y familiares, incluyendo los interesados políticos opositores, pueden iniciar una guerra por apropiarse del poder político.
La previsión constitucional es diferente a la previsión sentimental o partidista, la norma jurídica prevé sin pasiones cual es la conducta o lineamientos para seguir en casos de ausencia parcial o definitiva de la figura presidencial, lo imprevisible es la reacción de la sociedad, el partido en el poder, y la oposición.
Si bien es cierto que lo más importante es la salud del Presidente para seguir contando con la gobernabilidad que requiere el país, también es cierto que la única condición para morir es estar vivo.
Cuando la salud se pierde y existen condiciones o factores de riesgo asociados que complican el pronóstico, el enfermo debe tomar doble precaución, las enfermedades físicas son tan letales como las enfermedades mentales, la insatisfacción es una variable que afecta la salud mental y predispone al humano a replantearse su vida y su trascendencia.