Por David Uriarte /

Entre la verdad y la mentira hay un espacio para la información tendenciosa, inexacta, imprecisa, sesgada, parcial, con juicios de valor, información impregnada de emociones que surgen de necesidades no resueltas de quien las emite, eventualmente puede surgir de una mente cuyo cochambre lo reduce a la maldad o el dolo.

El rumor infecta igual a los líderes del poder que a la masa social que sostienen cualquier régimen político, los representantes de la iglesia, del poder económico, y del poder político en sus distintas dimensiones, son salpicados por el rumor que daña prestigio y construye animadversión.

Los rumores toman agua del estanque de la sexualidad, el desarrollo parental, el dinero, las enfermedades, y las desgracias.

Los rumores que buscan desprestigian a cualquiera son los relativos a los temas de violación, incesto, abandono, rechazo parental, deformaciones corporales en general y de genitales en particular, de la disforia sexual, de la esterilidad, de las enfermedades mentales, del robo como medio para vivir en la riqueza, en fin, los rumores son como los cactus, necesitan poca agua y a veces con la humedad tienen.

Dentro de los rumores cabalga el jinete del narcotráfico, su fuerza arrastra a la iglesia, la política, las familias, y la economía en general, basta difundir la idea para prender la mecha de la motivación, asociar la blancura de las buenas intenciones de las personas con lo obscuro del delito o la conducta sociopática.

Los rumores de que ciertas personas influyentes en la vida política o social tienen una enfermedad incurable, penosa, o que padece de sus facultades mentales, tienen fuerza en la mente de aquellos predispuestos a la desgracia de otros, la diferencia entre beber del agua del rumor y analizar el origen de esta, es entender la fragilidad de la ética y moral de aquellos encargados de difundir rumores justificándose en la palabra, -dicen-.

La fuerza del rumor cumple su objetivo cuando infecta la creencia de los demás, aquellos que creían en el liderazgo de alguien y hoy dudan de su integridad por causa del rumor.

Los especialistas en rumorología saben que la parte vulnerable de cualquier sociedad está en las creencias del deber ser, por lo tanto, cuando se rompe en el líder o en la figura de admiración y respeto la estructura conductual del deber ser, los líderes se desmoronan como estatuas de hielo.