Por David Uriarte /

El médico carga el cofre de su vocación, ante la frialdad de sus decisiones… el médico arrastra en el sótano de su conciencia los sentimientos lacrimógenos, la esencia de su aparente dureza, y la humanidad que resiste los embates del sufrimiento ajeno.

Conforme madura en su práctica profesional – por no decir conforme envejece- la rebeldía de su ego, la soberbia que no sabiduría, y la frivolidad de sus expresiones cambian. La humanidad reposada por el tiempo y la experiencia, lo convierten en persona de creencias, incluso practicante de una fe silenciosa que sólo él o ella, y su conciencia conocen.

El perfil vocacional del médico depende de sus habilidades, no de sus oportunidades o relaciones, la profesión médica trabaja con lo más sublime del ser: la vida.

En el rango de acciones médicas, no es lo mismo la comodidad administrativa de la epidemiología que el trabajo de campo, no es lo mismo la actividad clínica que la quirúrgica. Tomar decisiones implica conocimiento, habilidad, destreza, pero sobre todo conciencia de las repercusiones de hacer o dejar de hacer.

El 23 de junio, día del temblor de 7.5 grados, el segundo más intenso después del trágico de 1985 en la Ciudad de México (el de 2017 fue de 7.1), el susto de los habitantes sólo se sumó al miedo pandémico, los cortes de energía eléctrica, fugas de combustible en fin, una serie de circunstancias propias de un desastre natural.

Precisamente, una de las condiciones a veces olvidadas, son los procesos quirúrgicos, las operaciones en quirófano: trasplantes renales, cirugías de corazón abierto, y todo aquel proceso que implica el uso de equipo eléctrico, electrónico, y lo más valioso: el factor humano.

El día del temblor, circuló en redes sociales un video donde un cirujano cardiovascular y todo el equipo quirúrgico, fueron sorprendidos en plena cirugía, la vocación del médico mantuvo la cohesión emocional del su equipo y su paciente que estuvo doblemente en el filo de la guadaña. En el video son evidentes dos cosas: la vocación de médico transformada en un liderazgo, y su creencia en un ser supremo. El médico se mantuvo con su mano pegada literalmente en el corazón del paciente: esto es vocación.

Aquí el video: