Por David Uriarte /

Adán Gutiérrez Ledezma, guatemalteco de 30 años, inició con sus padres de 50 años, una travesía de su país a la ciudad fronteriza de Tijuana con un solo objetivo: llegar a la tierra prometida, llegar a buscar trabajo en los Estados Unidos de Norteamérica.

A finales de enero salen de su País, y en la tercera semana de febrero llegan a la frontera donde se encuentran con lo que ya esperaban, miles y miles de migrantes de todo el mundo, y una policía vigilante noche y día.

Después, aparecen los primeros casos de infectados por coronavirus y en poco días, los primeros muertos, esto endureció las medidas de vigilancia y la esperanza de cruzar la frontera se extinguió. A mediados del mes de marzo, la familia Gutiérrez junta los pedazos de esperanza y deciden regresar a su país de origen, la única limitante es la falta de dinero para comer y para pagar el transporte.

Con las limitantes propias que enfrentan los pobres de los pobres, llegan a la ciudad de Culiacán hace ocho semanas, en plena efervescencia pandémica; la soledad de los cruceros no es desaliento para la familia guatemalteca, siempre hay una mano generosa dice Adán, “yo estoy dispuesto a trabajar, me dan trabajo uno o dos días, por la edad de mis padres no quiero que salgan, los tengo en un cuarto que nos prestaron”.

Adán exhibe la evidencia de una salud física deteriorada, y una fortaleza emocional derivada del compromiso que siente con sus padres y su hermana menor. Adán estudió en Guatemala hasta la preparatoria, no es ningún ignorante o adicto a las drogas, dice que los salarios en su país son extremadamente bajos… decidió acompañar a sus padres con la firme creencia de poder cumplir sus sueños y alejarse de la pobreza extrema en la que han vivido los últimos años.

Hoy sólo desea dos cosas, llegar a su país y que sus padres no se enfermen. Son miles de kilómetros de regreso, sólo quieren comer y juntar dinero para el transporte. En la central de autobuses no les permiten comprar el boleto si no presentan un documento que acredite que están libres del coronavirus, ese documento dice Adán, les cuesta 360 pesos y lo consiguen en Salud Digna.