Por David Uriarte /

El agua busca su cauce, es la gravedad la que induce su trayectoria. A las palabras les pasa lo mismo, buscan su cauce a través del significado personal, es decir, a veces es la necesidad, el vacío o la carencia, la gravedad que induce la trayectoria e impacto de las palabras.

La estructura de la palabra sólo es el vehículo que transporta una idea, con o sin intención, con o sin emoción; es la “escucha emocional” el surco o curvas de nivel que transportan las palabras hasta lo profundo de la carencia, o hasta lo profundo del bienestar.

Cuando las palabras son el terciopelo que acaricia el bienestar, la respuesta emocional levanta el estado de ánimo. Sin embargo, cuando las palabras son la aguja que perfora la cicatriz o levanta la costra de la frustración, la respuesta emocional induce al malestar, ira, ansiedad o depresión.

“Es que tú me dijiste”, “no se me olvida lo que me dijiste”, “no olvido tus palabras”, son frases frecuentes de las personas dolidas, sentidas, frustradas, enojadas, deprimidas o tristes, que indican efecto de palabras de agua.

Palabras que tocaron por gravedad una carencia, un conflicto no resuelto, una realidad no aceptada, en fin… palabras que perdieron su efecto descriptivo, para convertirse en palabras con significado negativo y juicio con sufrimiento.

Así como las palabras cautivan, enamoran, estimulan la felicidad y conectan con el bienestar, igual pueden caer en los orificios y fisuras profundas donde prevalecen las heridas del pasado, de la niñez, de autoestima baja; de conflictos o temas inconclusos, de heridas cuya cicatriz requiere pomada terapéutica, o de frustraciones que sólo son reflejos de significados y paradigmas construidos por fuerzas externas de la familia o la sociedad.

A veces, la frase mágica se convierte en frase patológica cuando se verbaliza por el recuerdo: “tú me dijiste”, aparece entonces la transformación polar, de bienestar a malestar, de sonrisa a mueca de sufrimiento, de alegría a tristeza, de euforia a disforia, de tener todo para pasarla bien, a tener todo para pasarla mal.

Las palabras de agua por su peso y significado, siempre van a buscar un cauce de descanso, el tema es la fertilidad de una mente que igual puede producir bienestar o tristeza. La mente decide lo que produce.