Por David Uriarte / 

 

Le evolución filogenética significa que nuestros genes tienen miles y miles de años, es decir, el niño que nació hoy es prácticamente igual que su ancestro que nació hace cinco mil años.

La diferencia estriba principalmente en dos cosas, los cambios genéticos propios de una mezcla híbrida que es la suma de dos cargas hereditarias: la de la madre y la del padre, y el contexto sociocultural con los aprendizajes propios de una mente evolucionada producto de una inteligencia aguda.

Color, tamaño, funciones, desempeño, creencias, enfermedades, estilo y calidad de vida, hacen la mezcla única de la singularidad humana.

Porqué unas mujeres son activas y otras pasivas, unos hombres fieles y otros infieles; unas mujeres con una maternidad funcional y otras no. Unos hombres violentos y otros no; unas mujeres cariñosas y otras no, unas mujeres estables y otras inestables emocionalmente.

Unos hombres trabajadores y responsables y otros flojos e irresponsables, unas mujeres controladoras y otras menos; unos hombres de talla alta y otros de talla baja, unos hombres estudiosos y otros no.

Unas mujeres, acosadas y otras despreciadas; unos hombres sin “suerte” en las relaciones amorosas y otros, con mucha capacidad de vinculo afectivo y sexual… En fin, hombres y mujeres muy parecidos, diferentes y sumamente diferentes; pero nadie igual.

Entre los genes, la herencia, la crianza, las hormonas; la nutrición, la economía, la cultura, la educación y la salud mental, se forma la identidad individual. Somos diferentes gracias a la herencia, los aprendizajes sociales y las experiencias de vida y la edad.

Es el tiempo “la matriz” que forja la identidad final. Con el tiempo se aprende a perdonar, a pensar, sentir, percibir, y comportarse de manera diferente. No es lo mismo el impulso propio de una persona en la tercera década de su vida, donde los niveles hormonales y la juventud lo invitan a reproducirse, a tener sesenta o más años de vida con una historia que contar.

El resultado de un cuerpo y una mente sanos, no se puede esconder; se pueden justificar muchas cosas, entre ellas lo injustificable. Sin embargo, siempre hay tiempo para mejorar, para encontrarse con la mejor versión de uno mismo.