Por David Uriarte /

La sociedad de los Estados Unidos, se quejan de muchas cosas, se queja de Obama, de Biden, de Trump, se quejan del costo del servicio médico, de lo caro que es la vivienda, la sociedad cubana se queja de su gobierno, de las precarias condiciones de salud, alimentación e ingresos, la sociedad venezolana se queja de una pobreza en medio de tanta riqueza que les da el petróleo, la sociedad mexicana hace lo propio.

Muchos mexicanos se quejan principalmente de cuatro cosas, la inseguridad, la violencia, el sistema de salud, y la economía. Por fortuna, el lamento no es generalizado, hay familias en México que se sienten seguras, que no han sido víctimas de la violencia, que tienen pólizas de gastos médicos mayores, y una economía sana, esta población representa tal vez un quince o veinte por ciento.

El ochenta por ciento restantes se divide entre aquellos privilegiados que por lo menos cuentan con seguridad social por pertenecer a la clase trabajadora burócrata, o a la clase empresarial que les proporciona seguridad social a través del IMSS, con los beneficios del INFONAVIT.

Hay una franja significativamente grande donde está la población que no cuenta con seguridad social, no tiene acceso a los prestamos o créditos para vivienda de interés social, incluso no son sujetos de arrendamiento por sus condiciones económicas precarias.

El desempleo es parte de la leña que alimenta la hoguera de los lamentos, el deterioro de la salud también le abona al concurso de lamentos, cuando el hambre arrecia, los valores morales no soportan la invitación del dinero fácil a través de la conducta delictiva, esto da inicio a una cascada de hechos donde la sociedad empieza dividirse entre los “malos” y los “buenos”, los malos en busca de dinero y los buenos en busca de paz y tranquilidad.

Los malos se lamentan de la pobreza y los buenos se lamentan de la inseguridad, pobreza generacional que se viene arrastrando a través de los años y los distintos gobiernos o regímenes políticos que no han podido limpiar el cochambre o la inmundicia de una sociedad multicolor, una sociedad de contrastes especialmente de ricos y pobres, seguros e inseguros, sanos y enfermos.

Las pláticas familiares o de café, siempre tienen un toque de convergencia, los lamentos tienen que ver con: inseguridad, violencia, salud, y economía.