Por David Uriarte / 

Solamente busca vacuna la población vulnerable, es decir, la población de riesgo. El presidente López Obrador afirma dos cosas importantes para el tema: la oposición es poca, y se encuentra en la parte alta de la pirámide poblacional, de la clase media hacia arriba.

«A confesión de parte, relevo de pruebas», es un axioma jurídico que significa que quien confiesa algo libera a la contraparte de tener que probarlo, y aunque las cosas han cambiado en materia penal, en materia política los axiomas cobran vigencia.

Es tal la fortaleza ideológica del presidente AMLO, que tiene bien calibrada la respuesta de sus adversarios, sabe quiénes son y en dónde están, y como él dice “un día sí y otro también”, les manda mensajes frontales con un toque de sátira, la de moda es la onomatopeya del sonido de la bocina de sus vehículos cuando desfilan en franca protesta por su régimen político.

Del total de la población mexicana, un porcentaje reducido necesita vacunarse contra el régimen del Presidente. Los pobres están inmunizados, quien iba a pensar que terminarían siendo baluarte del proyecto político de AMLO.

Según el planteamiento del Presidente, la clase media y alta al ser oposición -aunque reducida- necesitan buscar la vacuna contra el régimen político actual, sino, corren el riesgo de decantarse a la base de la pirámide y terminarán estirando la mano para recibir la dádiva que regresa aplausos y pleitesía. La vacuna protege contra virus específicos, en este caso, a los de clase media alta y alta, les urge buscar su estrategia para inmunizarse contra el régimen actual que los trae de bajada.

El único riesgo de los que tienen, de los que producen, es perder lo que tienen y dejar de producir, esto haría más ancha la banda de flotación de los pobres, construyendo un verdadero manjar para el régimen actual con el riesgo inminente de que se acabe la fuente de ingreso. Si esto sucede, la siguiente parte de la película son escenas previsibles, parecidas a la de los países como Venezuela; si no, al tiempo. Si los ricos no le apuran con la vacuna, la contaminación por el virus del régimen los infectará de manera inminente, y con esto, la precipitación de lo previsible.