Por David Uriarte /

 

Lo que no tiene evidencia tiene juicio, es decir, una cosa es lo irrefutable, y otra cosa es lo defendible. Una madre defenderá a su hijo, aunque sea un criminal, ella dirá que su hijo es bueno, y tiene razón, para ella no sólo es bueno; es su hijo.

Un político dirá que su estrategia de gobierno es buena, aunque la evidencia demuestre todo lo contrario, y tiene razón; es su chamba, su idea, su creencia, aunque la evidencia diga lo contrario.

El fracaso terapéutico puede llevar a la muerte en algunos casos, no dar el tratamiento adecuado puede inducir a la muerte prematura, aunque el tratamiento sea caro, no garantiza efectividad o eficacia terapéutica.

México ocupa el primer lugar en obesidad infantil en Latinoamérica, ¿ustedes creen que los niños dejarán de ser obesos con campañas publicitarias? La única manera de bajar de peso es dejar de comer, y la única manera que los niños dejen de comer, depende de quienes los alimentan. Por lo tanto, no hay que perderse en otras cosas que no sea la causa, en este caso, la mano que alimenta.

En el caso de la violencia, ¿hay resultados positivos con las estrategias actuales? La evidencia dice que no, sin embargo, seguir tratando a la población como si fuera retrasada mental, es promover los resultados que hoy se tienen, resultados medibles y deleznables.

La medición del fracaso es igual que la medición del éxito, depende de las expectativas, de las metas y los objetivos. ¿Qué se espera del gabinete de seguridad? ¿Los resultados, son los esperados? ¿Cuánto nos cuesta a los mexicanos mantener ideas y proyectos disfuncionales?

Y cuando digo cuánto nos cuesta, no me refiero solo al dinero, me refiero a vidas, sufrimiento, desgracias, terror, incertidumbre y una sociedad enferma de miedo, frustración y coraje. El asunto no es la evidencia del fracaso, el asunto es la defensa de lo indefendible, la defensa de ideas y acciones ineficaces.

En la vida como en los negocios, lo que manda son los resultados no las intenciones, y en la sociedad Sinaloense, la percepción solo es el betún de la realidad, cualquier palabra, frase o reflexión, se queda corta ante la evidente realidad.