Por David Uriarte / 

 

Los mexicanos y su raza de cobre siempre han gozado de buena salud, y los sinaloenses más.

A pesar de las adversidades propias del clima y su orografía, Sinaloa es para muchos estados del sur de la república, lo que Estados Unidos para Centro América: Sinaloa da cobijo todos los años a una población flotante que supera el medio millón, la agricultura es la principal oferta de trabajo para muchos mexicanos que ven en Sinaloa su fuente de ingreso familiar.

Los esfuerzos por promover y conservar la salud dependen en gran medida en las políticas públicas, el primer Coordinador General de Salud en Sinaloa, el Dr. Mariano Carlón en el gobierno de Francisco Labastida, sucedido por Humberto Gómez Campaña, dieron paso al fortalecimiento de programas e infraestructura de salud en el estado.

A finales de 1994, el notario público número 83 en Sinaloa, protocolizó el acta que contiene la constitución de la Academia Sinaloense de Investigación Clínica A.C., y uno de sus integrantes era el doctor Efrén Encinas Torres, en ese tiempo adscrito al Hospital Regional Manuel Cárdenas de la Vega del ISSSTE.

Hoy, Efrén Encinas es el encargado de la salud pública en Sinaloa, tiene en sus manos la responsabilidad triple: mantener los indicadores de salud, promover un clima laboral óptimo entre los trabajadores de la salud, y ser congruente con las políticas de austeridad dictadas por el gobierno federal.

La estabilidad de esas tres variables le garantiza la permanencia en la silla de la responsabilidad que el Gobernador le prestó.

La complejidad propia de los Servicios de Salud obliga a la pulcritud en el manejo de tantos proyectos y programas que además de recursos económicos suponen recursos humanos que buscan su estabilidad en el trabajo, y eso es fuente de conflictos con el tiempo, al igual que los manejos de los dineros.

Efrén Encinas tiene que aprender de las experiencias ajenas, no lo podemos imaginar promoviendo amparos ante la justicia para aclarar su desempeño en el ejercicio de la función pública.

Efrén sabe que, en la investigación científica, la pregunta es lo más importante, y en la administración pública, los resultados.