Por David Uriarte /
Si alguien pensaba que el famoso priista Jesús Enrique Hernández Chávez, más conocido como “Chuquiqui”, estaba retirado del quehacer político, se equivoca. Hoy como ayer este personaje de la política de dos siglos, se sube al escenario con un teatro sui géneris, como los artistas que reviven con los aplausos y los reflectores.
Si las cosas salen como lo tienen previsto los priistas, la historia escribirá que la Comisión Estatal de Procesos Internos del PRI, que preside Hernández Chávez, le dio la constancia que acredita como candidato de su partido a la gubernatura del estado de Sinaloa, para participar en el Proceso Electoral Constitucional 2020-2021, al C. Mario Zamora Gastélum.
Los jóvenes politólogos con grados académicos de maestría y doctorado, tienen mucho que aprender de figuras como el “Chuquiqui”, aún aquellos que sostienen que está desfasado, obsoleto, o que es más de lo mismo… deben estudiar su hoja de vida política y encontrarán vocación, habilidad, experiencia y disciplina -no sé si sometimiento-.
La vigencia política de Jesús Hernández Chávez data del siglo pasado -quizá de la década de los sesentas-, en un recorrido político administrativo que lo distingue como un servidor público expuesto en diferentes facetas, el “Chuquiqui” ha pisado tribunas parlamentarias federales y locales, ha presidido el Gobierno Municipal, y no se diga la política partidista.
Los reconocimientos tienen un valor distinto cuando se hacen en vida, cuando un ser humano se extingue de la faz de la tierra, los aplausos pierden sonoridad y las palabras connotación, como dice el clásico “en vida hermano, en vida”.
Cuánta razón tenían los romanos al designar senadores a las personas de edad madura, cuando los impulsos pueden controlarse y la sabiduría se decanta por la vía de la prudencia como virtud cardinal.
Ante los reclamos propios de aquellos que piensan diferente, sólo la prudencia puede construir el puente del respeto a opiniones distintas, mientras tanto, todo indica que la fecha de caducidad política del “Chuquiqui” se extravió, se borró o la dejó en otro sobre o en otra guayabera. Más sabe el “Chuquiqui” por político que por viejo ¿o será al revés?