Por David Uriarte /

Una de las cualidades de los humanos en general, es el poder o la capacidad de adaptación, los primeros pobladores del planeta se adaptaron a las inclemencias del clima.

En la actualidad, la sociedad busca adaptarse a los cambios globales, hoy se vive en un mundo digital donde la Inteligencia Artificial llegó para quedarse o ser sustituida por lo inimaginable.

Los cubanos han vivido un régimen socialista de partido único, los que se han adaptado, viven su vida sin sobresaltos, resignados a las condiciones sociales, políticas, económicas y operativas; los que no se han adaptado, desde hace décadas viven en Estados Unidos o en otros países, o viven renegando de su régimen político.

Es cuestión de adaptación o desadaptación, los que se adaptan sufren menos que los que se adaptan.

Lo mismo les pasa a los venezolanos, los que se han adaptado al ‘chavismo’, viven resignados; los que no, sufren, o buscan emigrar a otro territorio menos hostil.

En el caso de México, el cambio de régimen político ha tomado por sorpresa a quienes se habían adaptado a un régimen neoliberal donde la economía tenía un dinamismo diferente al que marca el nuevo régimen, como lo dijo el presidente López Obrador “no se trata de un nuevo gobierno, se trata de un nuevo régimen”; mientras no se entienda este mensaje, el sufrimiento de los desadaptados prevalecerá.

El nuevo régimen no es para que guste o no guste, es para vivirlo hasta que se transforme en otro régimen, esto puede ser cuestión de lustros o décadas.

En un país de tantos partidos políticos, la polarización derivada de la desadaptación al régimen, mantiene a la oposición con los nervios crispados, con el sufrimiento derivado de la frustración de haber perdido su área de confort, hoy tienen dos opciones: o se adaptan o sufren.

La capacidad de adaptación en el humano tiene que ver con la inteligencia, adaptarse es sumarse a la realidad, aunque no se esté de acuerdo con ella, es evitar el sufrimiento derivado de una realidad que no cambia a pesar de las razones personales; en el terreno de la democracia la mayoría siempre domina, es la mayoría de los que participan, los que se quedan cómodos el día de las elecciones, pagan el precio de la minoría convertida en mayoría.

El que se adapta es un adaptado, el que no, es un desadaptado, esto aplica en todas las áreas de la vida.