Por David Uriarte /

 

La libertad es la capacidad de escoger entre opciones, surge de la actividad de las redes de células corticales de la memoria perceptual y ejecutiva; esto es palabra de la neurociencia.

El Dr. Fuster en su libro Neurociencia, los cimientos cerebrales de nuestra libertad, hace un recorrido evolutivo para explicar la percepción, el lenguaje y la inteligencia.

Al trasladar el conocimiento neurocientífico a la actividad política, se puede entender sin pasiones los fenómenos conductuales de personas, grupos y sociedad.

La libertad recorre los caminos de las opciones, es decir, la acción depende de la percepción, ¿Cómo percibo a los candidatos, a sus partidos, a sus grupos, a sus discursos, a sus pasados y a sus acciones? Sin duda el lenguaje verbal de los candidatos construye significados en los electores. No es lo mismo el discurso que habla del pasado, la historia y los culpables, al discurso que habla del futuro, las propuestas y las soluciones. No es lo mismo el lenguaje incluyente, descriptivo y propositivo, que el lenguaje que descalifica, ataca, excluye y juzga.

Tema aparte es el lenguaje no verbal, la imagen que proyecta el candidato, la mirada, el saludo, la sonrisa, la expresión de sus emociones, la habilidad social para conectar con los demás y el control de sus impulsos.

La inteligencia como capacidad para resolver problemas, es producto del conocimiento y la memoria, los aspirantes a obtener el voto de la ciudadanía deben conocer los aspectos básicos y las necesidades propias de sus electores. Hoy la ciudadanía busca respuestas objetivas más que promesas, hoy las opciones amplían el menú, hoy la libertad tiene más opciones.

La etapa de transición política que vive el país, pone de relieve una realidad a veces poco entendible por las mentes tradicionales o apasionadas de lo mismo. Mientras en Estados Unidos en su proceso electoral reciente sólo hubo un candidato perdedor, en Sinaloa habrá por lo menos cuatro o cinco candidatos a la gubernatura que perderán; lo mismo ocurrirá en las candidaturas a las presidencias municipales, diputaciones federales y locales y regidurías, las opciones están en manos de la libertad de los votantes.