Por David Uriarte /

El placer es una emoción que surge del cerebro, específicamente del sistema límbico, una estructura llamada amígdala cerebral, conocida como la reina de las emociones, se encarga de reaccionar ante los hechos o incluso ante el pensamiento, el recuerdo, o la fantasía.

Las personas con cerebro sano o funcional, y las personas con cerebro enfermo o disfuncional, ambas pueden disfrutar del placer, la diferencia entre unas y otras es el origen y destino de la conducta, pensamiento, recuerdo o fantasía; de manera clara, el placer del enfermo generalmente lastima a los demás, esa es la raíz de su hedonismo. En cambio, el placer de la persona sana, puede o no incluir a los demás sin lastimarlas, y la raíz de su emoción placentera es la expresión de una conciencia plena y responsable.

Ante acontecimientos socialmente lamentables, donde la violencia y la muerte tocan o lastiman la paz colectiva, siempre aparece la expresión de la enfermedad mental, enfermos que usan las redes sociales para destacar noticias falsas (fake news), información imprecisa, tendenciosa, afirmaciones inverosímiles, información que amedrenta, genera pánico, produce miedo, y pone ansiosa a gran parte de la población que la recibe.

Gracias a las autoridades que salen a desmentir este tipo de información falsa, la sociedad se tranquiliza, pero de alguna manera queda marcada por la duda y la incertidumbre. La motivación de estos enfermos mentales que incluso para ellos se trata de una “broma”, es el miedo o pánico que generan en quienes reciben la información, ver sufrir a los demás es su recompensa, esto representa un grado de maldad que la conciencia de los enfermos no percibe.

“Tanto peca el que mata la vaca como el que le jala la pata”, este dicho popular encierra una verdad que aplica para el caso, una cosa es el que produce y difunde las noticias falsas, y otra cosa son aquellos encargados de reenviar este tipo de información que asusta a la población de por sí susceptible por los acontecimientos psicológicamente traumáticos.

Es probable que estos encargados de difundir noticias falsas estén en una o dos de las siguientes categorías; inconscientes del grado de daño emocional que causan, o al estar conscientes de la magnitud y alcance de su conducta dolosa, sean parte de las personalidades antisociales o sociopáticas que lastiman a los demás sin sentir culpa, pero si placer.