Por David Uriarte / 

 

Hay muchos tipos de parejas, pero se pueden resumir en cinco. 1. Las parejas donde ambos son funcionales; 2. Las parejas donde un integrante es disfuncional; 3. Las parejas donde ambos son disfuncionales; 4. Las parejas separadas; y 5. Los que nunca han tenido pareja.

1. Las parejas funcionales representan el ideal en un mundo marcado por las diferencias y la diversidad, las estadísticas de parejas funcionales son fluctuantes, sin embargo, se estima que entre el 18 y el 22 por ciento de las parejas en el mundo son funcionales.

2. Las parejas donde un integrante es disfuncional tienen una prevalencia más elevada, viven en el mundo de la esperanza, creyendo que algún día él o ella cambiará; es una condición salpicada por creencias religiosas, morales o espirituales, a veces sustentada por la enfermedad mental de la obsesión o la personalidad dependiente, incluso por el miedo al desamparo.

3. Las parejas con empate técnico de la disfuncionalidad, son más frecuentes de lo imaginado. Son parejas que incluso puede ser que no tengan conciencia del grado de disfuncionalidad, son parejas convencidas de sus razones para ser así, y creyentes en el destino o los milagros; parejas que pueden terminar destruidas, pero apostándole al rayo luminoso de la esperanza y la fe del cambio personal o de la pareja.

4. Las parejas separadas comparten la estadística del 50% en el mundo, es decir, al final de la vida, la mitad de los hombres y las mujeres ya tuvieron una pareja de donde salieron expulsados o ellos expulsaron a su pareja. En el mejor de los casos, ambos se pusieron de acuerdo en terminar la vida de relación. Muchos fracasos matrimoniales están sustentados en la premisa teológica de que el amor lo puede todo, sin embargo, la realidad en el mundo demuestra otra cosa.

5. Tanto hombres como mujeres pueden compartir la idea de que vivir en pareja es un tormento y deciden no vivir como tal, muchos por aversión a los hijos, otros, por el tema de la economía; otros por la incapacidad para vincularse en el terreno afectivo, y otros pocos, por trastornos de personalidad o mental. La relación de pareja siempre será una relación de poder, si no hay liderazgo, el pleito por el poder es la constante.