Por David Uriarte / 

Llegar al servicio público es relativamente fácil, mantenerse en una posición de atención y resolución de problemas sociales es otra cosa.

El paso por el servicio público dependiendo el nivel de responsabilidad, fortalece la convicción de servicio o desgasta las reservas políticas individuales, todo depende de las ganas, pasión y habilidad del servidor público.

El gobernador de Sinaloa Quirino Ordaz, acumula muchos kilómetros de recorrido y muchas horas de vuelo político en una faena de gobierno irrepetible por las circunstancias coyunturales del cambio de régimen. Es decir, Quirino llega con toda la fortaleza de un Presidente de la República y un Secretario de la Defensa Nacional que lo privilegiaban en la gestión pública, sin embargo, a medio camino de su mandato, Quirino enfrenta un relevo presidencial con una figura por demás conocida y de alguna manera, políticamente esperada, AMLO.

En estos relevos presidenciales es cuando se mide la habilidad de los gobernadores principalmente, en el caso de Sinaloa. Quirino desde el principio empatizó con AMLO, de alguna manera sacó su vocación original, “la atención al cliente”, como si se tratara de atender al huésped distinguido en el mejor hotel del mundo: Sinaloa.

Entre la imagen política y la resolución de conflictos y necesidades propias de un estado con un estigma mundial, el gobernador Quirino “se la rifó”, mantuvo relaciones cordiales con las dependencias federales, con los presidentes municipales a pesar de sus distintas filiaciones políticas, sorteó presiones sociales como la del famoso “jueves negro” en 2019, mantuvo sana distancia con el poder Legislativo, cultivó una relación de respeto con el poder Judicial, buenas relaciones con organismos autónomos, una alianza de trabajo con el gremio sindical, y tolerancia emocional con la disidencia política.

Detrás de cualquier resultado de gobierno, siempre hay trabajo en equipo, las manos silenciosas que tejen de día y de noche los hilos de los resultados, como el chef que se esmera por deleitar el paladar de sus comensales, así ha sido el trabajo de la comunicación social en el gobierno de Quirino Ordaz. Todo se mide por resultados, lo demás son juicios.