Por David Uriarte  /

Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Esta es la definición teológica de la fe, misma que se puede verificar en el libro de los Hebreos capítulo 11, versículo 1.

Analizar significa diseccionar los contenidos de un todo para revisar su funcionamiento, en el caso del discurso, creencias y afirmaciones del presidente López Obrador, lo primero es separar las convicciones o sesgos del que analiza, no se trata de gustos, se trata de análisis.

Imaginemos un duelo discursivo entre los líderes de la Luz del Mundo, los Testigos de Jehová, Los Mormones y el Vaticano. Creer o pensar que se van a poner de acuerdo los líderes religiosos, es como creer o pensar que los líderes políticos van a coincidir en la forma universal de hacer las cosas.

La pandemia merece un análisis científico, y la política también. La ciencia sólo pretende entender y demostrar el cómo de los fenómenos universales, en el caso de la política, los diversos componentes deben soportar el análisis de sus evidencias.

Hay procesos y procedimientos insustituibles, hasta el día de hoy, el oxígeno y la glucosa son insustituibles para la vida y la función del organismo humano, algo parecido sucede en los procesos políticos de cualquier sociedad.

No es cuestión de magia, es cuestión de lógica y sentido común, entonces, basta escuchar los planteamientos, afirmaciones y deseos del presidente López Obrador, para entender bajo un análisis técnico-científico que sus intenciones evidentemente son buenas, pero no siempre soportan el análisis técnico y menos el científico.

Tener la certeza de algo sólo por corazonada o buena intención, o estar convencido de algo sin sustento ni evidencia, es fe, pero no es ciencia. Creer que el cáncer no existe o que se va a curar de manera espontánea, es renunciar a la inmunohistoquimica, una técnica científica que demuestra la estirpe y origen del cáncer.

Hoy sabemos que muchas personas mueren debido a la ignorancia no al cáncer, lo mismo ocurre cuando la política se dogmatiza como una religión que no admite cuestionamientos de ningún tipo. No es empobreciendo al rico como se enriquece al pobre.