Por David Uriarte /

El discurso del Presidente de México es más que interesante, merece un análisis profundo desde la óptica científica, especialmente desde la neurociencia y la psicología clínica.

Quitarle la pasión a la realidad, es un ejercicio de inteligencia para desmenuzar lo que hay detrás de la palabra, la palabra es el vehículo que puede esconder o desnudar el verdadero paradigma del razonamiento humano.

No se trata de versiones apocalípticas o posicionamientos dogmáticos por discrepancias de ideas, se trata de penetrar hasta donde la evidencia lo permita, en una mente cuya obsesión es la diferencia; en una mente que se ha forjado paradigmas diferentes, un pensamiento lateral que toma atajos de creatividad e innovación en el terreno político, un cerebro que combina hechos y dichos.

La perseverancia en un mundo de intereses terrenales, la memoria en la vida política, y la construcción de escenarios receptores de inconformidades populares llamados partidos, es la fortaleza de Andrés Manuel López Obrador.

A cierta edad y con la inminencia propia de una vida que ha de expirar más temprano que tarde, el tiempo de maniobra se reduce, por eso, AMLO suma experiencia en sus colaboradores añosos, los adereza con el impulso de la juventud, y los mezcla con el hambre de inconformidad social.

La pócima de AMLO es perfecta para dos cosas: neutralizar al enemigo político, y oxigenar la esperanza de los más necesitados que él llama “pobres”.

La exposición recurrente y mañanera ante los medios de comunicación nacionales y extranjeros, cumple con la función de informar, pero más que eso, le mide la temperatura a la aceptación social, a la inconformidad de grupos o partidos, y le saca la presión contenida en algunos comunicadores que ven la oportunidad de notoriedad.

Hay agudeza en algunas intervenciones de la prensa, también ganas de fastidiar, al final, le exprimen ideas y pensamientos que quizá no quisiera decir, pero como él dice “mi pecho no es bodega”.

Aunque literalmente expresó que no tiene familia, refiriéndose a los que escudados en su parentesco piden favores al gobierno, ayer remató con una frase bíblica: “la verdad, siempre la verdad que nos hará libres.