Por David Uriarte / 

La teología es inspiradora, aunque su categoría pertenezca a la fe y el dogma. Las conductas que se salen de lo esperado por una sociedad civilizada que vive un proceso electoral -dicen que el más grande en la historia de México-, están salpicadas de extremos bondadosos, publicitarios, mercenarios, cobardes, dantescos, irrisorios, o conmovedores, por describir lo menos.

Muchas familias se han visto favorecidas con acciones o gestiones de los candidatos: limpiezas y desazolves de calles y arroyos, gestiones para agilizar trámites administrativos de rutina, de alumbrado público en algunos parques deportivos; apoyos para curaciones en enfermos crónicos, equipos, aparatos, surtir recetas, despensas y también se les ha dejado kilos de basura en propaganda.

Otros candidatos han vendido su primogenitura por un plato de lentejas; otros traicionaron la confianza de su partido y se vendieron al final con el mejor postor; otros hicieron su berrinche del cual hoy se arrepienten y llenaron los espacios y expectativas de los partidos chicos; otros apuntaban para la derecha y arrancaron para la izquierda.

Otros han utilizado estrategias denigrantes, indignantes, ofensivas, o delictivas al esconderse en las redes sociales con páginas falsas, exhibiendo la supuesta vida privada o erótica de familiares de candidatos o candidatas como una muestra del alcance de la mente perversa y criminal.

Otros han llegado al extremo aprovechando la vulnerabilidad de los candidatos al andar en la calle y les han lesionado, asustado, acosado, o les han quitado la vida.

Otros candidatos han perdido la batalla en la cama más cara del mundo que es la cama de un hospital, dieron la batalla hasta que la muerte los requirió dejando sólo historia y esperanzas rotas.

Otros candidatos incursionan en actos circenses, debutan pateando un balón, aguantan el olor y el sudor de los que, además del saludo, quieren una foto y los abrazan.

Otros hacen uso del séptimo arte y sacan su histrionismo a través de las lágrimas que buscan conmover conciencias, simpatía e intención de voto. Lo más explotado por los candidatos sin duda: pobreza, enfermedad e inseguridad. Pero, es posible que, cosas peores aún veremos.