Por David Uriarte /
Tras la polémica derivada de la despenalización del aborto y la normatividad para su interrupción, Sinaloa se convierte en la entidad número siete en legislar sobre la materia.
Como sucede en los temas donde la jurisdicción es de la ley no de las creencias, los grupos pro-vida y parte de la sociedad opinan o piensan que la ley y su publicación es contra natura.
La Doctora María Teresa Guerra Ochoa, titular de la Secretaría de las Mujeres en Sinaloa, enfrenta una serie de cuestionamientos en relación a esta legislación que autoriza la interrupción del embarazo y en consecuencia lo despenaliza.
“El sector salud tendrá que prepararse para atender a las mujeres que decidan interrumpir su embarazo antes de las 13 semanas… el aborto no es como la primera opción, la primera opción tiene que ser educar en materia de sexualidad, prevenir embarazos no deseados… Sinaloa está por encima de la media nacional en el tema de embarazos adolescentes… el aborto es una excepción, no le podemos apostar a la irresponsabilidad, debemos apostarle a una sexualidad con responsabilidad; es necesario transitar por el tema de la educación sexual, debemos empezar en el hogar, abordar estos temas con mayor apertura”.
“El 5% de los embarazos en Sinaloa son en menores de 14 años, hablemos de sexualidad con los jóvenes, con los hombres porque la relación y la fecundación se da entre un hombre y una mujer, y no es solamente responsabilidad de la mujer el tomar las medidas de cuidado, tampoco la criminalización debe ser sobre las mujeres, hay que educar, prevenir, fortalecer las respuestas que les demos a las mujeres y las niñas… antes de que se practique un aborto lo que tenemos que hacer es educar para que sepan como cuidarse… En el tema de la sexualidad tenemos que reeducar… eduquemos para que la sexualidad se dé con responsabilidad, asumiendo hombre y mujer no solamente la mujer la responsabilidad y el cuidado y la atención debida”.
Este es el rumbo o enfoque de la Doctora Guerra Ochoa, educación y más educación; precisamente lo mismo que plantea la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización Panamericana de la Salud (OPS), y la Federación Mexicana de Educación Sexual y Sexología (FEMESS).