Por David Uriarte /
La estatura política se mide por la capacidad de negociación en los iguales y los desiguales, no por imponer las razones de cualquier tipo.
Lo primero que tiene que entender un aprendiz de político, es que el poder se ejerce y la responsabilidad se comparte, así lo viven los expertos, y por eso tienen más y mejores resultados.
Gerardo Vargas Landeros se ha enfrentado a una serie de dificultades en el desempeño de sus aspiraciones y en el ejercicio de sus responsabilidades tanto en la política representativa como en la política de gobierno.
No todo es experiencia como producto del tiempo, es astucia e inteligencia considerando todas las puestas por donde puede aparecer el fantasma de la traición, la competencia se vuelve más difícil conforme se escala en el ranking político de primer nivel.
No se trata de juicios o buenas intenciones, mucho menos de simpatías o aplausos, se trata de observar cómo el tiempo está despejando de manera natural muchas incógnitas y mitos que siempre se tejen alrededor de las competencias y aspiraciones políticas.
En la lógica de muchos analistas, Estrada Ferreiro, el “Químico” Benítez, y Gerardo Vargas, eran competidores naturales por una senaduría o incluso la gubernatura por Sinaloa, militantes del partido en el poder; los dos primeros con la presunción de ser amigos de López Obrador, cosa que se ha desvanecido en los hechos.
Al principio del sexenio de Rocha, se empezó a desvanecer el mito de que el mejor amigo de AMLO en Sinaloa era el Químico Benítez, después entró en la misma dinámica de desconfianza la supuesta relación estrecha de Estrada Ferreiro con el presidente López Obrador.
Primero se derrumbó la imagen de la cercanía de Jesús Estrada con el primer morenista, ahora se empieza construir el segundo capítulo del posible desafuero del “Químico” Benítez en Mazatlán; las declaraciones de la Fiscal General Sara Bruna Quiñonez Estrada, direccionan el destino político del aún presidente municipal de Mazatlán.
Mientras la sociedad desayuna todos los días noticias políticas parecidas, el presidente municipal de Ahome mantiene su ritmo de trabajo enfilado al cumplimiento de su deber y a la par, hilvanando sus legítimas aspiraciones.
No es que Gerardo Vargas no tenga problemas, es que sus gobernados reciben lo mínimo indispensable para mantener la esperanza de un Ahome mejor.