Por David Uriarte /

Quién iba pensar que 39 años después de su primera publicación, cobraría vida el título de la novela del escritor colombiano Gabriel García Márquez: “Crónica de una muerte anunciada”.

El Premio Nobel de literatura da vida e inspira a la pandemia del siglo, la muerte anunciada desde que aparecen las primeras víctimas mortales, es un camino lleno de realidades dolorosas, de orfandades terribles, de miedos, insomnios y ataques de pánico, sólo de saber que cualquiera puede formar parte de las huestes de una muerte anunciada.

Todo se reduce al sistema de defensa del organismo humano, no se trata de género, condición social, académica, política o religiosa, por más dinero que se tenga, incluso si eres el dueño del hospital y no se cuenta con un buen sistema inmunológico; te vas a morir.

Los esfuerzos por prevenir el contacto con el virus al final son estériles, es decir, tarde o temprano hay que generar inmunidad y la única manera es teniendo contacto con el virus, o vacunándose.

Tener contacto con el virus es fácil, pero el riesgo de contraer la enfermedad depende del sistema inmunológico de cada persona, vacunarse también es fácil, siempre y cuando la vacuna exista y sea segura, recordemos que desde 1982 que apareció el VIH-SIDA, se han hecho esfuerzos por lograr una vacuna que hasta el día de hoy no existe, los virus son otra cosa cuando de enfermedades se trata.

Desde el mes de marzo en México, el tema se llama ‘pandemia’ y la enfermedad ‘COVID-19’, es como un saque de tres bandas, afecta la salud, la economía y la seguridad.

Entre la información y la desinformación, la ignorancia se pasea como la única ganadora… Al tratarse de una enfermedad emergente, la OMS en el mundo, la FDA en Estados Unidos, y la Secretaría de Salud en México, buscan construir guías de diagnóstico y tratamiento con las experiencias, hasta cierto punto empíricas, de los especialistas de todo el mundo.

Incluso, planteamientos contradictorios como el uso de la dexametasona, antiparasitarios, antivirales, y biológicos antiinflamatorios. Lo cierto es el desfile de muertos rumbo al cementerio como parte de la “Crónica de una muerte anunciada”.