Por David Uriarte  /

 

Cuántas cosas iremos a saber en los próximos años, cuánta ignorancia dejaremos en el camino para entender el cómo de la vida y las emociones.

No es reciente la información sobre la sustancia química que regula el estado de ánimo: la serotonina.

La transformación de un aminoácido llamado triptófano en 5-hidroxitriptofano y finalmente en serotonina, es la sustancia química que hace a unos felices y a otros deprimidos o suicidas.

La serotonina se produce en el cerebro, en el sistema nervioso central, la novedad, es que cerca del 90% de este neurotransmisor se produce en el estómago y el resto del intestino.

Saber que los receptores de serotonina están en el tubo digestivo, abre una puerta al entendimiento del cómo los corajes y alegrías, las emociones en general, afectan la salud física y mental.

El aparato digestivo es un reflejo de la expresión facial de las emociones, esto significa que el miedo, la ira y la tristeza, tienen expresiones bien estudiadas tanto en la cara como en el estómago.

Las contracciones gastrointestinales en el miedo hacen que el estómago tenga contracciones hacia abajo y el colon hacia arriba, contracciones encontradas.

La ira se asocia a contracciones estomacales e intestinales hacia arriba, por eso, las personas vomitan de coraje.

En la tristeza, tanto el estómago como el colon direccionan sus contracciones hacia abajo.

Hoy se sabe que en los trastornos del neurodesarrollo como el autismo y en los trastornos neurodegenerativos como el Parkinson y el Alzheimer, la diversidad de la flora intestinal es baja.

Hablar de la diversidad de la flora intestinal es hablar de los microbios buenos o probióticos. Gracias a las investigaciones recientes, sabemos que los intestinos, los microbios que ahí se alojan llamada flora intestinal, y las moléculas que estos producen, son uno de los sistemas reguladores más importantes para la salud física y mental.

El cerebro, el intestino y los probióticos, se comunican entre ellos, son responsables de trastornos cerebrales e intestinales que antes no entendíamos.

Todo indica que uno de los tratamientos alternativos para mejorar la función cerebral e intestinal, es reestablecer el microbioma intestinal. Esta historia continuará…

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