Por David Uriarte /

Cuando escuchamos o leemos sobre enfermos mentales, se abre una ventana amplia de condiciones humanas relativas a la disfunción cerebral, desde los trastornos del neurodesarrollo hasta la esquizofrenia pasando por decenas de enfermedades que requieren tratamiento psiquiátrico, neurológico, o psicoterapéutico.

Hay expresiones conductuales derivadas de mentes enfermas que no dimensionan el grado de patología, es decir, piensan que no pasa nada, o que son muy inteligentes incluso.

La enfermedad mental también se presenta en personas aparentemente sanas, en hombres y mujeres con una profesión, con una familia, con un trabajo, con un ingreso, con un medio honesto de vivir, pero con ciertas conductas que los ubican en el apartado de enfermos mentales.

Uno de los ejemplos más claros de estos enfermos mentales que se ven a diario, son aquellas personas que llegan en su vehículo a los estacionamientos de los supermercados o a las plazas comerciales donde existen espacios para las personas con alguna discapacidad, y creyendo o pensando que son “muy vivos” se estacionan en esos lugares, dejando evidencia y constancia de su enfermedad mental.

Estos enfermos mentales, conscientes de su actitud, a veces se hacen acompañar por la familia, hay de alguna manera una complicidad de su pareja en la enseñanza a los hijos, los hijos aprenden de sus padres o de las personas con las que conviven a diario.

Estos enfermos mentales fáciles de identificar, se estacionan en los espacios destinados a las personas con discapacidad física, aquellas personas que, por su edad o sus condiciones físicas, tienen dificultades para desplazarse de manera natural o fisiológica.

Estos enfermos mentales enferman a su vez a su pareja que lo permite y a sus hijos que aprenden conductas antisociales desde pequeños, estas personas llegan a creer que son muy inteligentes, se ríen de los conductores que se estacionan a la distancia respetando los espacios para las personas con discapacidad.

La enfermedad mental o las conductas antisociales, no son exclusivas de los asesinos o delincuentes, también se expresa en personas aparentemente sanas, en aquellas que fueron a la escuela, tienen un trabajo “decente”, pareja, hijos, y dinero para ir de compras a las plazas comerciales.

Estos enfermos mentales, se ponen agresivos cuando los descubren.

¡Cuidado!