Por David Uriarte /

La dinámica de la vida política y social revela condiciones cíclicas en los distintos lugares del país, al hacer el recuento de hechos, cada municipio muestra una realidad con claroscuros, días buenos y días no tan buenos.

La realidad de municipios como Matamoros en Tamaulipas, Jerez y Fresnillo en Zacatecas, y otros tantos en Michoacán y Guerrero, no se compara con municipios de Sinaloa donde los números duros demuestran que comparativamente “estamos en la gloria”.

“Estar en la gloria” en renglones como homicidios dolosos, secuestros, y extorsiones, no significa que la estadística está en blanco, significa que comparativamente con los cinco estados más violentos del país, la incidencia delictiva de alto impacto en Sinaloa está a la baja.

Ver las imágenes televisivas del desfile de camionetas con blindaje artesanal, circulando en grupos de hasta dos decenas por municipios cuya tranquilidad está perdida, automáticamente genera un pensamiento de comparación, induce un miedo enraizado en el recuerdo, pero en el aquí y ahora, esa es historia en Sinaloa.

A pesar de los signos de descomposición social en el país, los empresarios de Sinaloa en su gran mayoría pueden decir que no están sujetos al famoso cobro de piso, los productores agrícolas tampoco, ni los industriales, en términos generales el comercio sigue su curso.

Tampoco hay que tocar el terreno de la espectacularidad haciendo afirmaciones temerarias o generalizando, Sinaloa paga su cuota de inseguridad, por supuesto, el gobierno tiene problemas con los agricultores, las gestiones buscan ajustar el precio de garantía y asegurar la compra de toda la cosecha.

Son los agricultores y es el conflicto con la Universidad Autónoma de Sinaloa, las dos obstrucciones que enfrenta la gobernabilidad en Sinaloa, nada que no se pueda superar; la primera con gestión y dinero, y la segunda con voluntad política.

El privilegio de estar en una entidad donde la historia revela atrocidades como la “operación cóndor” en la década de los setenta del siglo pasado, por esa misma época conflictos universitarios serios, y en la primera década de este siglo una guerra sangrienta, y ahora remontar esos espectáculos atroces y sacar al estado y su capital de la estadística violenta e insegura; por esos es que estamos en la gloria.

Siempre se puede buscar la mejora en todos los sentidos.